La caída del consumo de lácteos y de carne en el primer semestre de 2024, muestra la magnitud de la crisis económica en la que vivimos, en donde 1 de cada 5 argentinos es indigente (no llega a comprar la mínima cantidad de alimentos). Esta crisis económica traerá una crisis humanitaria: el hambre y la mala alimentación implican un aumento de la mortalidad, sobre todo la infantil, y las enfermedades. También refleja cómo la crisis se derrama en la sociedad. El presidente Javier Gerardo Milei ya se puede jactar de tener cifras similares a la de ese período de oro del país que él tanto evoca, que va desde la generación de 1880 hasta el ascenso del primer degenerado fiscal, en sus palabras, don Hipólito Yrigoyen. El consumo anual per cápita de carne vacuna este año será inferior al de 1920. Aquel año el consumo fue de 46,9%. Este año será de 45 kilos, mucho menos que el promedio histórico de casi 73 kilos, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. Es la cifra más baja en 110 años. Si bien es cierto que el consumo de carne vacuna ha ido descendiendo desde la segunda mitad del siglo pasado (entre otras causas por factores de salud, como la recomendación médica de ingerir menos carne bovina), Argentina sigue siendo uno de los países que más carne consume. Pero en las crisis económicas, el consumo migra de manera urgente hacia la ingesta de proteínas más baratas como el pollo o el cerdo. Este año, la suma del consumo de carnes bovina, aviar y porcina en Argentina llegaría a los 105,7 kilos. por habitante. Esto significaría una caída del 9% respecto de 2023, siendo el consumo más bajo desde 2011, con un consumo de 7 kilos menos por habitante comparado con el promedio de los últimos diez años (112,8 kilos). La Bolsa de Comercio rosarina indica que la proporción de carne bovina habría caído 3,5 puntos porcentuales respecto al 2.023, alcanzando un mínimo histórico. Es la primera vez en los registros que el habitante promedio en Argentina consumiría en 2024 la misma cantidad de carne vacuna que de pollo (alrededor de 44,5 kilos). Si se tienen en cuenta los ingresos brutos promedio del sector asalariado, alcanzaría para comprar 146,6 kilos de asado en el 2024. Eso representa una caída del 5,6% con respecto a 2023, cuando alcanzaba para comprar de 155,2 kilos. En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años, en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kilos. menos por persona, con una caída del 13,3%.