A pesar de la falta de dólares que complicó el horizonte de importación de bienes e insumos, la industria habría terminado el primer semestre del año con números positivos en la comparación interanual, de acuerdo a datos preliminares del Gobierno y que algunas consultoras también registraron. De todas formas, la foto más reciente podría marcar, asimismo, que se aproximaría un ciclo más lento de actividad fabril.
Los primeros datos sobre el nivel de producción fabril de junio fueron recolectados por la Secretaría de Desarrollo Productivo e Industria, que a través del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) detectaron que en junio la actividad del sector industrial se habría sostenido un 0,1% en comparación con el mes anterior y en 0,6% en relación con el mismo mes del año anterior.
El CEP XXI tiene una metodología propia para anticipar alguna tendencia de actividad fabril en un grupo de sectores con peso en el entramado industrial en base al nivel de consumo de energía con datos de Cammesa, la administradora de la energía eléctrica mayorista. No implica, de todas formas, que esos dos números luego tengan coincidencia con el informe que, semanas después, publica el Indec en su Índice de Producción Industrial Manufacturero.
De hecho suelen exhibir cifras dispares entre un informe y otro. En mayo, de todas formas, la tendencia que recogió el CEP XXI terminó siendo reflejada en el informe oficial definitivo del organismo estadístico. Mientras la secretaría aguardaba una caída de 1,1% mensual y una mejora de 1,8% anual, el Indec informó luego una contracción de 1,5% y un avance de 1,1% respectivamente. En meses anteriores de este año la correlación entre el indicador adelantado y el completo no fue tan lineal.
De todas formas, puede actuar como una primera aproximación a la actividad sectorial. “Para el acumulado del primer semestre se espera un crecimiento del 1,9% interanual, lo cual implicaría el mayor nivel de actividad industrial para ese periodo desde al menos 2016 (inicio de la serie)”, indicó el CEP XXI en su último informe.
También incluyó estimaciones particulares de uso de energía para algunos sectores considerados clave. Para los químicos por ejemplo, CEP XXI detectó que su utilización cayó 2,3% interanual pero creció 3,2% contra mayo. Para la fabricación de insumos para la construcción marcó un retroceso de 3,9% anual y 0,5% intermensual.
También hubo caídas en ambas mediciones para la fabricación de maquinaria, de 7,8% y 5% en cada caso. En refinación de petróleo hubo un avance de 6,1% anual y caída de 0,9% mensual. Y en caucho y plástico mejoró 0,7% respecto a mayo y 2% interanual.
Entre las estimaciones privadas hay coincidencias y diferencias. Para la Fundación FIEL, por ejemplo, su Índice de Producción Industrial de junio registró una contracción interanual de 2,5 por ciento. Así, el primer semestre habría terminado un 0,7% por debajo en su nivel de producción en comparación con el mismo lapso de 2022.
“Los datos correspondientes al segundo trimestre muestran que la industria se contrajo 1,7% en la comparación con el mismo trimestre de 2022, alternando el signo desde el tercer trimestre del año pasado, y con un recorte en el ritmo de crecimiento de los sectores líderes –automotores, minerales no metálicos, proceso de petróleo e industrias metálicas básicas- en comparación con lo ocurrido en los primeros tres meses de este año”, mencionaron desde ese centro de estudios.
“Los (rubros) líderes avanzan con un menor ritmo de crecimiento y en el semestre se tiene un retroceso de la actividad agregada. Se modera la dinámica de avance de los bienes de capital, mientras que los bienes de uso intermedio realizan el mayor recorte a la producción industrial. Las señales resultan insuficientes para anticipar una acelerada recuperación”, aseguraron desde FIEL.
“El acceso a las divisas para la importación de insumos y partes y piezas continúa resultando ceñido, a pesar de la activación de varios tramos del intercambio de divisas con China. A lo anterior se suma la generalización del impuesto PAIS para el pago de importaciones de bienes y servicios, que tendrá impacto en costos industriales y la actividad en los meses por venir”, anticiparon.
Esa medida implicó un ruido entre la dirigencia fabril que fue expresado en un comunicado reciente de la Unión Industrial Argentina. A propósito, desde esa entidad ya estimaban -incluso antes de que se conociera la implementación del impuesto PAIS para algunas importaciones de insumos- que “los datos disponibles de junio mostraron nuevamente una dinámica heterogénea”.
“La demanda de energía eléctrica de Grandes Usuarios Industriales marcó una nueva contracción interanual (-5,6% anual), con un comportamiento dispar: se registraron subas principalmente en la industria automotriz y química mientras traicionaron a la baja metalmecánica, madera y papel y la industria de la construcción”, advirtieron.
Otra consultora que realiza su propia medición de actividad fabril es Orlando J. Ferreres. En su caso, al igual que el CEP XXI detectó un número en terreno positivo al ver la película de los primeros seis meses del año pero alertó que puede estar la industria en la puerta de un “ciclo contractivo”.
“De acuerdo con el IPI-OJF, en el mes de junio la producción industrial se contrajo 2,6% al comparar con igual mes del año pasado, acumulando para el primer semestre del año un avance de 0,7 por ciento. Por su parte, la medición desestacionalizada registró una caída de 1,4% mensual”.
“Nuestra estimación de junio de la marcha de la actividad industrial refuerza la noción de que estamos entrando en un ciclo contractivo. La comparación anual muestra una baja de 2,6% y la serie desestacionalizada revela una contracción de 1,4% respecto de mayo, que a su vez venía de una caída aún mayor”, consideraron desde OJF.
“Entre los sectores, la producción de alimentos continúa retraída principalmente por el bajo nivel de la industria del crushing; a su vez, algunos sectores que durante la primera parte del año empujaban el crecimiento presentan ahora menor dinamismo, como es el caso de los metales básicos y de las maquinarias y equipos, donde solo la industria automotriz muestra expansión respecto al año pasado, aunque con tasas cada vez menores”, fue el diagnóstico que hicieron desde ese centro de estudios.
Por otra parte, apuntaron que “hacia adelante no podemos esperar una mejora de la actividad industrial. Las necesidades macroeconómicas del gobierno deberían llevar a un mayor enfriamiento, principalmente producto de restricciones a las importaciones”.
Por último, también OJF hizo una primera estimación pero del nivel de actividad general. “Registró una caída de 4,4% interanual en junio, acumulando para el primer semestre una contracción de 1,3 por ciento. Por su parte, la medición desestacionalizada registró una baja de 0,5% respecto al mes precedente”.
“El arrastre negativo lo explican desde luego los números que está registrando la actividad agrícola; tanto es así que con excepción del agro, todos los sectores de la actividad anotaron una variación anual superior al nivel general. De todas maneras la industria y el comercio también muestran en junio una aceleración en la contracción de su actividad, reflejando el enfriamiento general de la marcha económica”, concluyeron.