Detrás de un celular hay miles de componentes que permiten su funcionamiento, pero también contiene un largo listado de materiales tóxicos que representan un riesgo tanto para el medioambiente como para la salud humana.
Se estima que la lista incluye hasta 40 componentes que están en la parte interna de los dispositivos y que normalmente son altamente contaminantes cuando entran en contacto con el agua, que llega finalmente a nuestros hogares.
Cuáles son los materiales tóxicos en los celulares
Según un estudio de la Universidad de Surrey, de Inglaterra, los teléfonos móviles contienen una amplia gama de materiales peligrosos, entre los que destacan metales pesados como el plomo, cadmio, mercurio, níquel y arsénico.
Estos componentes, cuando no son gestionados adecuadamente, pueden causar graves daños a los ecosistemas y a las personas que los manipulan o viven cerca de vertederos donde se acumulan estos dispositivos.
Plomo: uno de los elementos más comunes en la fabricación de dispositivos electrónicos, se utiliza principalmente en las soldaduras y en los componentes de las pantallas. Este metal es altamente tóxico y puede causar problemas neurológicos y daños renales si se libera en el medioambiente. De igual forma, el cadmio, utilizado en las baterías, puede acumularse en el cuerpo humano y es conocido por ser carcinógeno.
El mercurio: presente en algunas pantallas y baterías, es otro metal pesado que genera graves problemas de salud, especialmente cuando entra en contacto con cuerpos de agua. Una vez liberado en el ambiente, este metal puede convertirse en metilmercurio, una sustancia tóxica que se acumula en los organismos acuáticos y, posteriormente, en la cadena alimentaria.
El arsénico y el berilio: son otros dos elementos peligrosos presentes en los celulares. El arsénico se utiliza principalmente en los semiconductores, mientras que el berilio se encuentra en los conectores eléctricos. Ambos son altamente tóxicos y se han vinculado con enfermedades respiratorias y cáncer cuando se exponen de manera prolongada a estas sustancias.
El problema de las baterías: la mayor amenaza para el agua
Sin embargo, el componente más contaminante de un teléfono móvil es la batería. Estas contienen una combinación de materiales peligrosos como el litio, el cobalto y otros compuestos químicos que, si no se desechan adecuadamente, pueden liberar sustancias tóxicas.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España, los agentes contaminantes de una sola batería de un teléfono pueden llegar a contaminar 600.000 litros de agua, lo que equivale al consumo doméstico de agua durante un día.
Este dato pone de manifiesto la importancia de gestionar correctamente los desechos electrónicos, ya que el mal manejo de una batería puede generar impactos ecológicos irreversibles. La falta de conciencia sobre cómo desechar estos dispositivos puede llevar a que acaben en vertederos no preparados para manejar materiales peligrosos, exponiendo así a las personas y el medioambiente a altos niveles de toxicidad.
El problema de los teléfonos móviles no se limita solo a su desecho. Durante el ciclo de producción de estos dispositivos, se generan también grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y otros contaminantes.
Un teléfono de alta gama, por ejemplo, libera hasta 95 kilos de CO2 a la atmósfera a lo largo de su ciclo de vida, desde su fabricación hasta su eliminación. Esta cifra se debe, en gran medida, a los procesos de extracción de los materiales necesarios para su producción, muchos de los cuales requieren grandes cantidades de energía y agua.
Qué pueden hacer los usuarios para evitar la contaminación
La solución no solo radica en la industria tecnológica, sino también en los usuarios. A pesar de que el 90% de los componentes de un smartphone pueden ser reutilizados, la realidad es que la mayoría de las personas no reciclan adecuadamente sus dispositivos.
Alexander Thomas, portavoz de Back Market, señala que muchos de estos materiales, como el plástico (50% de la composición del móvil), el vidrio (15%) y los metales (25%) —como el cobre, la plata e incluso pequeñas cantidades de oro—, pueden ser recuperados y utilizados nuevamente en la fabricación de nuevos dispositivos u otros productos tecnológicos.
Por lo tanto, uno de los primeros pasos que los usuarios pueden dar para reducir el impacto ambiental de sus dispositivos es reutilizar y reciclar sus móviles de manera correcta. Esto implica llevarlos a centros de reciclaje autorizados o aprovechar programas de recompra que muchas empresas ofrecen.
Además, iniciativas como el Día Mundial del Reciclaje buscan concienciar a la sociedad sobre la importancia de reducir el consumo de productos electrónicos y prolongar la vida útil de los dispositivos que ya poseemos.