La ultraderechista Marine Le Pen lleva décadas intentando abrirse paso hacia el Palacio del Elíseo y, aunque las elecciones presidenciales de 2022 la dejaron de nuevo fuera de su objetivo, sale fuertemente reforzada de ellas. El apoyo hacia su partido Agrupación Nacional volvió a aumentar en comparación con los resultados de 2017. Durante los últimos años, su discurso ha ido tomando una forma más moderada para atraer a más electores, aunque ello la haya alejado de su padre y mentor.
Cuando la fachada de su edificio voló por los aires, Marine Le Pen tenía ocho años. 20 kg de explosivos habían sido puestos en la escalera del inmueble mientras toda su familia dormía. El atentado estaba dirigido a su padre, Jean-Marie Le Pen, el fundador del partido ultraderechista Frente Nacional (FN).
A pesar de que todos salieron ilesos, el recuerdo del enorme agujero que se formó en la pared y el temor que le recorrió todo el cuerpo se quedarían incrustados en la memoria de la mujer que ha disputado las elecciones contra Emmanuel Macron.
A pesar del miedo, aquella noche de 1976 le daría dos certezas: la dificultad de dedicarse a la política y su deseo de pertenecer a ella. "Me tomó esta noche de horror descubrir que mi padre estaba involucrado en política", asegura en su autobiografía.
Más de cuarenta años después, muchos de los factores que rodearon al atentado siguen siendo inciertos. Pero para Marion Anne Perrine Le Pen, su nombre de nacimiento, fue una primera evidencia de la aversión que generaba la radical figura de su padre en la sociedad francesa. Una que ha marcado su larga carrera política, pero con la que, al mismo tiempo, ha buscado romper.
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