El número de personas muertas y desaparecidas por el devastador huracán Otis, que asoló la semana pasada a la ciudad turística Acapulco, en el Pacífico mexicano, subió a cerca de un centenar, dijeron el lunes autoridades.
Otis azotó a Acapulco con vientos de 270 kilómetros por hora la madrugada del miércoles, convirtiéndose en el ciclón más potente que haya tocado tierra en la costa occidental de México desde que hay registros y dejando inundaciones, devastación, saqueos y a la población lidiando por conseguir agua, comida y medicinas.
Evelyn Salgado, gobernadora del estado Guerrero, donde se encuentra Acapulco, dijo el lunes que se confirmó la muerte de 45 personas y que otras 47 permanecían desaparecidas, citando cifras de la fiscalía estatal.
El domingo por la tarde, las autoridades federales de Protección Civil informaron que había 48 decesos, 43 en Acapulco y cinco en el municipio cercano Coyuca de Benítez.
La fiscal de Guerrero, Sandra Valdovinos, detalló que entre los fallecidos hay tres ciudadanos extranjeros residentes en el centro turístico: un estadounidense, un británico y un canadiense.
Durante su rueda de prensa matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador instó a las autoridades a garantizar la entrega de bienes básicos a la población luego de que se desataran saqueos tras la destrucción del huracán.
Las autoridades aún no han desvelado la repercusión económica del impacto del huracán, pero la consultora Enki Research calculó que se acercaría a los 15,000 millones de dólares y que casi tres millones de personas sufrieron los efectos de Otis.
México envió a unos 17,000 miembros de las fuerzas armadas para mantener el orden y ayudar a distribuir toneladas de alimentos y suministros que llegan a Acapulco, una ciudad de unos 850,000 habitantes que recibe anualmente 4.5 millones de turistas.
El mandatario prometió "poner de pie" a Acapulco "en muy poco tiempo", mientras gobiernos extranjeros y empresas locales han iniciado recolección de víveres y colectas de dinero.
"¿Dónde está el gobierno?"
Sin embargo, los problemas persisten. Una fila de unas 150 personas esperando agua proporcionada por un municipio local serpenteaba por las calles embarradas en el barrio La Frontera el domingo por la tarde, mientras los residentes con recipientes vacíos se lamentaban de la espera de horas.
En la fila, Emilia Rojas observaba a su alrededor con desesperación. "Mire cuántos somos. Somos muchísimos. No va a ajustar (alcanzar) esa agua".
En una calle cercana, Perla Rubí afirmó que la larga espera era incómoda, dada la desesperación de tanta gente. "Estamos aquí desde la madrugada, cinco de la mañana, arriesgándonos a que nos asalten, porque ahora están asaltando en las calles", relató. "¿Dónde está el apoyo del gobierno?".
Otras decenas de personas se veían obligadas a caminar hasta los ríos para buscar agua potable, bañarse y lavar su ropa, según imágenes de medios locales.
59 colombianos y 52 peruanos que estuvieron en Acapulco durante el paso de Otis fueron localizados y ya estaban fuera de la zona afectada, informó el lunes la canciller mexicana, Alicia Bárcena.
Otis tomó por sorpresa a muchos ya que se intensificó inusualmente rápido impulsado por la alta temperatura de la superficie marina, producto del fenómeno de El Niño.
La planificación y la respuesta gubernamentales fueron calificadas como "pobres" por parte de la oposición y analistas políticos. Turistas hospedados en Acapulco dijeron a Reuters que no fueron informados sobre el huracán sino apenas a poco de su inminente llegada.
El desastre golpeó a Acapulco antes de los comicios presidenciales mexicanos de junio de 2024, y López Obrador reiteró el lunes su afirmación de que los críticos estaban atacando la respuesta gubernamental a Otis e inflando su impacto por razones electorales.
El lunes se formó la tormenta tropical Pilar en el océano Pacífico, frente a El Salvador y Nicaragua, dijo el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés). En un principio se esperaba que llegara hasta el sur de México, pero aparentemente se quedará en Centroamérica, aunque sí llevaría fuertes lluvias al suroeste del territorio mexicano.