La emblemática reforma de las pensiones del presidente francés, Emmanuel Macron, superó una prueba constitucional decisiva y podrá promulgarse en los próximos días.
La legislación, que amplía la edad a la que se puede cobrar una pensión completa de 62 a 64 años, es muy impopular en Francia y ha desencadenado graves protestas. Pero en lo que será un gran alivio para Macron y su Gobierno, el Consejo Constitucional del país le otorgó luz verde.
El Consejo dijo que las medidas del Gobierno estaban en consonancia con la Constitución y aprobó el aumento de la edad legal de jubilación. Macron y su Gobierno esperaban que este resultado desaliente nuevas protestas sindicales, que en ocasiones se han tornado violentas. De todos modos, manifestantes volvieron a salir a las calles para reclamar en contra de la iniciativa.
"El país debe seguir adelante, trabajar y afrontar los retos que nos esperan", declaró Macron a principios de esta semana. Pero los sindicatos de línea dura y la oposición han advertido de que no darán tregua y han instado al presidente a no promulgar la ley.
Manifestantes se reunieron frente al Ayuntamiento de París con pancartas en las que se leía "clima de cólera" y "no habrá fin de las huelgas hasta que se retire la reforma" cuando se anunció el veredicto del Consejo Constitucional.
Por otra parte, el Consejo Constitucional rechazó una propuesta de la oposición de organizar un referéndum ciudadano sobre la reforma de las pensiones.
La oposición ha presentado otra propuesta de referéndum, que deberá ser revisada por el Consejo a principios de mayo.
Observadores políticos afirman que el descontento generalizado por la reforma del Gobierno podría tener repercusiones a más largo plazo, incluido un posible resurgimiento de la extrema derecha.
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