La medida coincidió con una cumbre de ministros de Energía y Ambiente del G7 que acordó acelerar los esfuerzos para abandonar el uso del carbón y otros combustibles fósiles, aunque en medio de fuertes divisiones sobre plazos y métodos y, sobre todo, con respecto al uso de energía nuclear.
Las centrales de Isar 2 (sudeste), Neckarwestheim (sudoeste) y Emsland (noroeste) fueron desconectadas de la red eléctrica antes de la medianoche del sábado, como estaba previsto.
La compañía energética RWE calificó el cierre como “el fin de una era”, según un comunicado.
Alemania abre un nuevo capítulo energético
La economía más grande de Europa abrió así un nuevo capítulo energético, enfrentada al desafío de prescindir de las energías fósiles, al mismo tiempo que gestiona la crisis del gas desencadenada por la guerra en Ucrania.
El gobierno alemán acordó un aplazamiento de varias semanas respecto a la fecha prevista inicialmente del 31 de diciembre, pero sin poner en cuestión la decisión de pasar página a este tipo de energía.
”Los riesgos vinculados a la energía nuclear son definitivamente no manejables”, dijo la ministra de Medioambiente, Steffi Lemke. De hecho, preocupan a grandes sectores de la población y cimentaron el movimiento ecologista.
Hubo “fiesta” en Alemania tras el cierre de los últimos tres reactores nucleares
Greenpeace organizó el sábado a los pies de la Puerta de Brandeburgo en Berlín un adiós al átomo, simbolizado por los restos de dinosaurio derrotado por el movimiento antinuclear. ”La energía nuclear pertenece a la historia”, proclamó la ONG.
En Múnich, una “fiesta de la salida de la energía nuclear” reunió a algunos centenares de personas, constató AFPTV.
Tras una primera decisión de Berlín a principios de la década de 2000 de abandonar progresivamente la energía atómica, la excanciller Angela Merkel aceleró el proceso tras la catástrofe de Fukushima en 2011. Desde 2003, Alemania ya ha cerrado 16 reactores.
La invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022 podría haberlo puesto todo en entredicho porque Alemania, privada del gas ruso, temía los peores escenarios posibles, desde el riesgo de cerrar sus fábricas hasta el de quedarse sin calefacción.
Al final, el invierno pasó sin escasez y el gas ruso fue sustituido por otros proveedores, aunque algunos sectores todavía cuestionan la salida de la energía atómica. Alemania debería “ampliar el suministro de energía, no restringirlo más” ante el riesgo de escasez y precios altos, lamentó el presidente de las cámaras de comercio alemanas, Peter Adrián, en el diario Rheinische Post.
”Es un error estratégico en un entorno geopolítico que sigue siendo tenso”, advirtió Bijan Djir-Sarai, secretario general del partido liberal FDP, socio del gobierno de coalición de Olaf Scholz y los ecologistas.
Las tres últimas centrales solo proporcionaron 6% de la energía producida en el país el año pasado, mientras que la energía nuclear representaba 30,8% en 1997. En paralelo, el porcentaje de energías renovables en el total de la producción aumentó hasta 46% en 2022, frente a menos de 25% una década antes.
La cumbre de energía y ambiente del G7 busca abandonar el uso del carbón
En tanto, los ministros de Energía y Ambiente del G7 acordaron este domingo acelerar los esfuerzos para abandonar el uso del carbón y otros combustibles fósiles, aunque hubo división en cuanto a plazo y métodos y, sobre todo, con respecto al uso de energía nuclear.
“Subrayamos nuestro compromiso, en el contexto de los esfuerzos globales, por acelerar la eliminación gradual de los combustibles fósiles para alcanzar sistemas de energía con emisiones netas cero para 2050″, señaló la declaración conjunta adoptada por los ministros al término de su reunión celebrada en Sapporo, norte de Japón.
El documento no acompaña esta promesa con un plazo concreto antes de 2050, tal y como habían reclamado varios de los integrantes del G7, debido al desacuerdo entre algunos países, como el anfitrión, cuyo suministro energético depende altamente del carbón y de la importación de gas y petróleo.
Los ministros llaman a diversificar las fuentes de suministro energético y a desarrollar con rapidez “energías limpias, seguras, sostenibles y asequibles” dentro del marco de acción global acordado para 2050 y dirigido a limitar el incremento planetario de temperaturas a 1,5 °C.