El Gobierno lleva adelante hoy el canje de deuda en pesos, una operación clave para despejar la incertidumbre en relación a los vencimientos de los próximos meses. Según las estimaciones que manejan en el ministerio de Economía, la participación en la transacción tendría un piso de 3 billones de pesos, pero podría llegar incluso a los 3,5 billones.
Si estos cálculos son correctos, implicaría despejar aproximadamente el 50% de todos los vencimientos que caen hasta junio. Se trata de un objetivo central para el ministro de Economía, Sergio Massa, porque ayuda a descomprimir el horizonte financiero de los próximos meses. Por supuesto que la idea es despejar el camino hacia las elecciones presidenciales y llegar con la mayor tranquilidad posible en primer lugar a las PASO, que serán en la segunda semana de agosto.
Los inversores que no entran ahora tendrán la posibilidad de entrar en las próximas licitaciones del Tesoro, pero manteniendo la renovación por títulos de corto plazo, como viene sucediendo hasta ahora.
La incógnita en esta instancia es por qué motivo la aceptación del canje ronda el 50%, o levemente superior, pero no por la totalidad. La explicación que dan en el mercado es entendible: se trata en todos los casos de bancos, aseguradoras y empresas que no pueden quedar invertidos a dos años, justamente para evitar quedarse sin liquidez.
En el canje de hoy habrá que elegir entre dos canastas de monedas. En una de ellas los vencimientos son un 100% de bonos ajustados por CER (o inflación minorista). La otra posee además un bono “dual” que permite elegir entre inflación y ajuste del dólar oficial, lo que haya subido más. En ambos casos los vencimientos son similares: abril de 2024, octubre del mismo año y finalmente un 30% a febrero de 2025.
El anuncio fue efectuado por Massa el lunes y contó con una buena receptividad del sistema financiero, ya que los principales ejecutivos estuvieron presentes en el ministerio de Economía. Desde Juntos por el Cambio, sin embargo salieron con duras criticas en una carta abierta, asegurando que la operación resultará “ruinosa:” debido a los altos costos que deberá afrontar el próximo gobierno. Además, también hay vencimientos que caen a los pocos meses de asumir la nueva administración.
El canje no baja el nivel de deuda, incluso se respetarán las tasas vigentes para tratar de no interferir entre privados. El gran beneficio pasa sobre todo por sacarle de encima al Gobierno los millonarios vencimientos que tiene en los próximos meses. Solo hasta junio vencen más de 6 billones de pesos, que en buena medida se encuentra en manos de entidades privadas.
“Es razonable que el nivel de aceptación en bancos y empresas ronde el 50%, porque de lo contrario el temor pasa por quedarse sin liquidez repentinamente. Es imposible pedirle a los bancos o a las empresas que se queden invertidos hasta febrero próximo”.
Despejar el horizonte de vencimientos en pesos, al menos de manera parcial, ayudaría a descomprimir la presión sobre el tipo de cambio. El temor, aún hoy vigente, es que los tenedores de bonos en pesos salgan a dolarizarse al producirse el vencimiento de esos instrumentos. Ese riesgo queda minimizado cuanto mayor volumen de deuda ingrese al canje.
Por lo pronto, el dolar salió ayer del letargo y hubo subas generalizadas. El libre pasó de $ 371 a $ 378, es decir casi 2%, mientras que los dólares financieros también acompañaron esta suba, aunque en forma algo más acotada.
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