Boca dejó pasar una oportunidad histórica de conquistar la séptima Copa Libertadores de su historia y de alcanzar la línea de Independiente como el máximo ganador del certamen continental, luego de mostrar su peor cara en el primer tiempo de la final ante Fluminense con un planteo poco ambicioso y carente de juego, como acostumbra en el ciclo del entrenador.
Jorge Almirón apostó todos los cañones a ganar la Copa Libertadores para blindarse ante la gran cantidad de cuestionamientos que recibe por el desempeño futbolístico de su equipo. Sin embargo, el técnico también dejó pasar la chance: no estuvo a la altura de un encuentro tan importante y, aunque Boca reaccionó a puro corazón, en esta ocasión no hubo héroe que lo salve.
El segundo tiempo del conjunto argentino demostró que podría haber hecho mucho más con otra actitud de entrada. Pero la decisión del DT fue ceder por completo el protagonismo y, tras el gol de Germán Cano, se le quemaron los papeles.
Boca tuvo que salir a buscar el empate en la segunda mitad y, pese a que no le sobró nada, lo alcanzó de la mano -o de la zurda, otra vez- del lateral peruano Luis Advíncula. Así llegó al alargue, donde siguió apelando al coraje para sostener el sueño de alzar la séptima.
El problema del "Xeneize" es que no fue una mala tarde, sino que lo que se vio en el Maracaná es un reflejo del Boca de Almirón, que llegó a donde llegó prendiendo velas a un descomunal Sergio "Chiquito" Romero en los penales y sin brillar jamás.
La ilusión que le queda es la Copa Argentina y encaminar el rumbo en la Copa de la Liga, ya que se ubica décimo en la Zona B con once puntos, a cinco de los puestos de clasificación a la próxima fase.
El elenco de Almirón, que viene de empatar sin goles con Estudiantes de La Plata, ganó solo tres encuentros, empató dos y cayó en seis oportunidades en el torneo local, por lo que su suerte en la Libertadores, el principal anhelo para el club y sus hinchas, era determinante en el futuro del director técnico.
Desde su llegada al club, Boca disputó 43 partidos de los cuales ganó 17, empató 13 y perdió los 13 restantes. Los números no lo acompañan y el rendimiento tampoco. No se puede reducir el análisis de un ciclo a un solo encuentro, pero la cara del equipo que se vio este sábado no fue un oasis. Más bien todo lo contrario.
Almirón afirmó en conferencia de prensa que Boca "mostró su identidad". Y es cierto. Ese fue justamente el problema, que mostró la identidad que adquirió durante su etapa, cuando debería haber mostrado la que demandaba su historia.
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