Las luces de alerta que muestran varios sectores de la denominada economía real están lejos de apagarse. Entre ellos, el textil es uno de los que viene advirtiendo un importante retroceso en su actividad, principalmente por la apreciación cambiaria, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y el crecimiento exponencial de las importaciones.
De acuerdo al último relevamiento realizado por la Fundación Pro Tejer, la utilización de la capacidad instalada este año promedia el 57%, es decir, prácticamente la mitad de la actividad en las fábricas se encuentra paralizada. En este sentido, la producción textil cayó un 14,5% entre enero y julio es este año.
Además, entre diciembre de 2023 y junio de 2025 cerraron 381 empresas del rubro, equivalente al 6% de los establecimientos dedicados a textil, indumentaria, calzado y cuero. En ese mismo periodo, se perdieron 11.500 puestos de trabajo registrado en el sector.
“El modelo actual buscó desacelerar la inflación con tipo de cambio apreciado y un ancla en salarios y jubilaciones. Se sostuvo un dólar que aumentó consistentemente por debajo de la inflación y se utilizaron muchos recursos para sostener un tipo de cambio artificialmente bajo, que dificulta las exportaciones y abarata las importaciones”, explicaron en Pro Tejer durante una conferencia.