La CGT saldrá este miércoles de la parálisis interna que arrastra desde que arrancó el año con el propósito de tender puentes entre sectores enfrentados para apuntar a una estrategia común frente a la escalada inflacionaria y el aumento de la pobreza.
Lo hará el miércoles en una reunión de la denominada "mesa chica" ampliada que integran los espacios mayoritarios: los "gordos" de los grandes gremios de servicios, los "independientes" de buen diálogo con todas las administraciones, el grupo de Luis Barrionuevo y los líderes de los conductores de colectivos y trenes.
La idea de estos grupos es convocar en segunda instancia al espacio de Pablo Moyano y a continuación intentar la primera reunión de Consejo Directivo en meses.
Los movimientos se darán en un clima enrarecido con el Gobierno por la falta de respuestas a las demandas económicas de los gremios para sus obras sociales y de incertidumbre en el plano electoral. Para la mayoría de los núcleos de la central obrera que ven a Sergio Massa como el principal candidato del Frente de Todos, los datos de inflación de los últimos meses resultaron corrosivos. Esos sectores hace meses perdieron interés por Alberto Fernández y miran a Cristina de Kirchner con pavor.
El encuentro de este miércoles en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y los que le seguirán parecen una respuesta lógica: frente a la inquietud generalizada, apuntan a una difícil concordia interna que reposicione a la CGT como un actor de peso a tener en cuenta a la hora de la definición de las políticas económicas y de las decisiones de campaña del oficialismo.
Tres de las últimas participaciones institucionales de la central sindical resutaron decepcionantes. La presentación de una nueva etapa del plan Precios Justos a principios de febrero se coronó con un repunte de los precios de la canasta básica en los siguientes 60 días. El acuerdo en el Consejo del Salario, aunque muy por encima de la pauta salarial propuesta por Massa, terminó deslucida por los cuestionamientos de Moyano. Y la concurrencia de parte de la jefatura a la primera mesa de debate del Frente de Todos no le abrió las puertas al sector a otros ámbitos de debate electoral con los protagonistas del oficialismo.
Como si fuera poco la promesa del ministro de Economía de acudir a la sede de la central para participar de un encuentro del Consejo Directivo entró en un vórtice de suspensiones y reprogramaciones.
La última de ellas fue la semana pasada, cuando la versión de que finalmente se verían las caras con Massa quedó descartada rápidamente por el viaje del funcionario a Estados Unidos.
La mayor expectativa del sector para ese eventual encuentro es la definición en persona de parte del fundador del Frente Renovador de un mecanismo de auxilio financiero para las obras sociales sindicales, nominado en más de 100 mil millones de pesos de acuerdo a un capítulo del Presupuesto 2023 pero cuyo cumplimiento está cada vez más atravesado por las incógnitas.
Uno de los cinco integrantes de la mesa más reducida de decisiones de la central le explicó el fin de semana a este diario que una vez unificado el discurso en los sectores más tradicionales y recién después de exponerle el plan a Moyano, se apuntará a "una primera reunión del Consejo Directivo (en el año) con pautas y la coherencia necesarias para un pronunciamiento de la CGT ante estas horas de salarios pulverizados y crecimiento de la pobreza".
Cuando los "gordos" y los "independientes" refieren expectativas de pacificación interna se refieren más a Hugo Moyano (con quien mantienen diálogos reservados pero frecuentes) que a Pablo, su hijo mayor y cotitular de la organización junto a Héctor Daer y Carlos Acuña.
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