La etapa de alegatos en el juicio a los ocho rugbiers imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa culminó con la presentación que hizo el abogado Hugo Tomei, defensor de los acusados después de las 12 y Tomei planteó desde el inicio que quería pedir la absolución de sus defendidos.
Las 4 posibles condenas a los rugbiers si son encontrados culpables
Tal como indica el artículo 95 del Código Penal, el homicidio en riña se caracteriza por ser un homicidio en el que intervienen más de dos personas pero en el que no se puede determinar quién provocó la muerte.
Homicidio en riña. A diferencia de la prisión perpetua, este tipo de delito tiene una pena de cárcel que va de dos a seis años, por lo que, en caso de ser condenados bajo esta carátula, los rugbiers podrían salir en prisión en pocos años.
En cuanto al homicidio preterintencional, que es cuando el agresor actúa con la intención de causar un daño en el cuerpo o en la salud, con un medio idóneo para ello, pero finalmente provoca la muerte de la persona, la pena de prisión va de tres a seis años.
En cuanto al último escenario planteado por Tomei, un homicidio simple con dolo eventual, la pena es mayor, porque va de 8 a 25 años de prisión.
Aún así, ninguna de las condenas pedidas se compara con la prisión perpetua solicitada por el particular damnificado y la fiscalía, que prevé una pena de 35 años, tal como establece el Código Penal.
El alegato de la defensa de los rugbiers en la última audiencia antes del veredicto
“Lo que ayer nos pasó es escuchar cosas que no están incluidas en la acusación. Desde ese lugar, voy a pedir la absolución de los imputados. Ese hecho no está probado”, dijo al comienzo de su exposición.
Si bien adelantó que pensaba ir por la absolución, porque según él, el dolo tampoco se pudo comprobar durante el debate, lo cierto es que después de esa primera afirmación, el abogado comenzó una reconstrucción del caso en la que cuestionó el tratamiento mediático que se le dio y en la que habló de una condena social anticipada.
El letrado sostuvo que durante estos tres años se les atribuyó a los rugbiers el rol de asesinos, aún sin que estuvieran condenados por la Justicia.
“Acá nunca hubo un plan para matar. Máximo Thomsen no quiso matar a nadie, pero, claro, ¿cómo le van a creer si es un salvaje, un asesino?”, cuestionó y aseguró que esa imagen de líder la construyó la opinión pública con ayuda de los medios.
Del mismo modo, aseguró que los acusados nunca tuvieron idea “de lo que había pasado”, y que en verdad se trató de una agresión de sus defendidos a un grupo de chicos en el que estaba Fernando Báez Sosa.
“Cometieron un delito, pero hay que verlo todo en su conjunto. Si se pusieron de acuerdo para dar muerte, ¿van a grabarlo todo y teniendo dos autos no van a escaparse?”, preguntó.
Por eso mismo, repitió en dos ocasiones que quería la absolución de sus clientes por una cuestión extremadamente técnica. “Se prueba lo que se imputa. Pero se imputó otra cosa distinta de lo que se alegó ayer. La imputación inicial habla de cinco sujetos en la golpiza, pero en cambio los alegatos, de los ocho”, aclaró.
Su exposición duró apenas dos horas, a diferencia de la jornada del miércoles que se extendió durante 10 horas, pero bastó para dejar en claro lo que pretende para los acusados.
Si bien habló de absolución como primera salida, luego planteó otros escenarios para el caso de que los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 decidan un destino condenatorio para los rugbiers.
Por eso mismo, hacia el final de su relato, dijo que, en todo caso, los ocho imputados deberían ser condenados por homicidio en riña o, en todo caso, por homicidio simple con dolo eventual u homicidio preterintencional.
Lo cierto es que después de 15 audiencias, cargadas todas de mucha prueba y de incontables testimonios, la sentencia se conocerá finalmente el próximo lunes 6 de febrero, tal como estableció el tribunal en las últimas horas.
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