Alberto Fernández inició su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas con una referencia directa al fallido ataque contra Cristina Fernández de Kirchner. El Presidente vinculó el avance de los grupos extremistas a nivel global con el atentado que sufrió Cristina frente a su piso de la avenida Juncal.
“Quiero comenzar estas palabras agradeciendo la solidaridad que la Argentina ha recibido del mundo entero por el intento de magnicidio perpetrado contra nuestra Vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner”, dijo el jefe de Estado en su presentación ante la Asamblea General de la ONU.
Y añadió: “En la Argentina el intento de asesinar a la Vicepresidenta no solo afectó la tranquilidad pública. También buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida. En 1983 recuperamos la democracia e iniciamos un largo ciclo histórico en el cual alternaron en el gobierno distintas fuerzas políticas”.
Tras recordar el pasado oscuro de la dictadura militar y el comienzo de una nueva etapa democrática con vigencia plena de los derechos constitucionales, Alberto Fernández refirió a la violencia política ejecutada por facciones extremistas que operan alrededor del planeta.
“Aprovechando la desazón que generó la pandemia y los efectos económicos de la guerra, los discursos extremistas y violentos proliferaron y encontraron tierra fértil para sembrar el sentimiento antipolítico en nuestras sociedades. Guardar silencio ante semejante evidencia puede conducirnos a poner en crisis el mismo Estado de Derecho”, señaló el jefe de Estado.
Y agregó: “Quienes buscan debilitar y erosionar las democracias, tienen intereses específicos que los lleva a promover la polarización extrema. No aceptemos resignados esa situación. Generemos un enérgico rechazo global a quienes promueven la división en nuestras comunidades”.
El Presidente llegó a las Naciones Unidas junto a toda su comitiva, que se desplegó en distintos lugares del recinto. Las cámaras oficiales mostraron a Santiago Cafiero, Jorge Arguello, Julio Vitobello y María del Carmen Squeff, entre las filas principales de la Asamblea.
Con la colaboración del canciller Santiago Cafiero y el asesor presidencial Alejandro Grimson, Alberto Alberto Fernández trabajó durante dos semanas en su discurso. Cafiero y Grimson enviaban sus ideas por mail y WhatsApp, y el jefe de Estado las volcaba sobre un borrador personal que engrosaba todos los días.
Cuando terminó de expresar su posición sobre el ataque a CFK y su conexión con las facciones extremistas que actúan a nivel mundial, Alberto Fernández presentó su mirada sobre la guerra ilegal que libra Rusia contra Ucrania.
“Siempre hemos pregonado la solución pacífica de las controversias. Es imperioso que cesen todas las hostilidades desatadas. Por ese motivo, necesitamos trabajar unidos para imponer el diálogo y recuperar la paz en la disputa iniciada con el avance militar de la Federación Rusa sobre el territorio de Ucrania”, aseguró el Presidente.
Alberto Fernández no menciona a Vladimir Putin, que es el responsable del conflicto en Europa. No hace referencia a las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas por el ejército ruso y tampoco condena la invasión a Ucrania ordenada desde el Kremlin.
“Queremos seguir fortaleciendo la tradición de Argentina basada en los principios del Derecho Internacional Humanitario, en el respeto irrestricto de la soberanía de los Estados, en la autodeterminación de los pueblos, en la perspectiva de género y en la cooperación”, afirmó el Presidente en la Asamblea General, tras evitar su condena explícita a las acciones ilegales de Putin en Ucrania.
Y esta posición contradictoria se agrava cuando menciona a Cuba y Venezuela. Alberto Fernández exige que se levanten los bloqueos comerciales impuestos a los regímenes de Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, pero obvia mencionar las constantes violaciones a los derechos humanos en esos dos países de América Latina.
“Quiero llamar la atención por la utilización de medidas unilaterales de coerción. De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, las únicas sanciones legítimas son aquellas impuestas por el Consejo de Seguridad para hacer cumplir sus decisiones en materia de mantenimiento de la paz y la seguridad. En virtud de ello, Argentina se suma al reclamo de los pueblos de Cuba y Venezuela para que se levanten los bloqueos que esas naciones padecen”, consideró el jefe de Estado.
A lo largo de todos su discurso en la ONU, Alberto Fernández tampoco condenó a la dictadura de Nicaragua, que todos los días viola los derechos humanos y las libertades democráticas.
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