El desastre ambiental del litoral ya ocasionó pérdidas millonarias para la ganadería bovina, arrasó con establecimientos forestales, campos que preparaban la cosecha en los arrozales y chacras dedicadas a la producción de cítricos, yerba mate y de té. Cientos de productores rurales perdieron todo y se fundieron de un día para el otro.
El Gobierno se vio obligado a declarar la emergencia agropecuaria en toda la zona a través del ministerio de Agricultura, a cargo de Julián Domínguez. Y aunque está más que claro que la intervención irresponsable del ser humano fue el principal motivo de iniciación de los focos ígneos, hasta el momento no hay un sólo detenido.
En los primero 40 días del 2022 la cifra de hectáreas arrasadas por las llamas ya duplicó las que se habían perdido en todo 2021.
Según se destaca en un informe del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), al que tuvo acceso A24.com, hasta el 27 de enero se contabilizaban 162.425 hectáreas arrasadas por las llamas. El documento no incluye los incendios en Corrientes, donde hay estimaciones parciales realizada por expertos de la estación Corrientes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que aseguran que ya se perdieron 519 mil hectáreas arrasadas.
La cifra es alarmante por que representa el 4% de todo el territorio provincial, de los cuales, el 58% son humedales como esteros, bañados, malezales y vegetación de valles aluviales; el 35% son pastizales; y el resto, 7%, bosques, tanto nativos como cultivados.
Una vez que las estadísticas del SNMF estén actualizadas la cifra será escandalosa: en tan sólo 40 días se habrán quemado cerca de 700.000 hectáreas. En menos de dos meses, se habrá registrado un aumento del 105% en la cantidad de espacio incendiado respecto a 2021.
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