La incertidumbre sobre el rumbo económico luego de la salida del Gobierno del ex ministro Martín Guzmán, el cepo a las divisas disponibles para el pago de importaciones y la disparada de los dólares alternativos al oficial regulado pusieron un alto piso a las proyecciones sobre cómo cerrará la inflación de este julio recargado, y el arrastre que deja para los próximos meses. Las consultoras ya estiman un porcentaje por encima del 7% e incluso cercano al 8 por ciento.
En las últimas semanas, la falta de previsión sobre los costos de reposición influyó en aumentos preventivos de precios que se verán reflejados parcialmente en el índice de este mes. En la primera quincena de julio, el IPC del Gran Buenos Aires que mide la consultora Ecolatina trepó a 7,9% en comparación con igual período del mes anterior.
La aceleración fue generalizada según los datos de la consultora de marras, pero hubo algunos aumentos marcados en productos durables: por ejemplo, artefactos para el hogar 12,9%, muebles 13,8%, herramientas 16%, adquisición de vehículos 9,2%, accesorios y repuestos de vehículos 20,4%, equipos de audio, televisión y video 12,6%, entre otros.
Los bienes de consumo masivo también tuvieron subas marcadas, con un promedio de 7,2 por ciento.
Por su parte, a diferencia de otros momentos de saltos en la dinámica inflacionaria, también crecieron los precios de los servicios, con un promedio de 7,7%, donde se destacaron incrementos en restaurantes (20%) y turismo (12%).
En este contexto, incluso estimando una desaceleración en los últimos cinco meses del año, en niveles por debajo del 5% mensual, Ecolatina proyecta un piso para la inflación de 2022 de 85%. “La incertidumbre cambiaria que se vivió tras la salida de Martín Guzmán le sucedió a un primer efecto que fue la restricción a las importaciones producto de un mes en el que venían desacumulando reservas, donde típicamente se solía acumular. Eso había generado mucha preocupación porque no se cumplía con la meta acordada con el FMI y en los últimos cuatro días del mes se sumaron USD 1.500 millones por ese freno, cinco veces más de lo que se venía registrando en todo el año que fueron USD 300 millones”, detalló a Infobae el economista de la consultora Santiago Manoukian.
Esa restricción a las importaciones produjo varios efectos: un menor nivel de actividad hacia adelante por la menor disponibilidad de bienes e insumos y aceleró la inflación por la incertidumbre respecto al costo de reposición de esos bienes. “Quienes quieren seguir importando y no puede acceder al dólar oficial resuelven ir a un dólar paralelo que termina impactando en los precios. En la inflación de julio lo que más gravitó fueron bienes durables porque hay un esquema de incentivos para la compra de esos productos, una demanda que encuentra una oferta que no puede responder de la misma manera”, dijo Manoukian.
Es el caso de la venta de autos, electrodomésticos, materiales de la construcción que automáticamente frenan las ventas hasta que el panorama aclare. “El ancla era el acuerdo con el FMI, que es débil y móvil porque tenés que ir haciendo correcciones de tarifas y tipo de cambio que impactan en la inflación, pero es un ancla que intenta orientan expectativas. Se fue Guzmán, que era el garante de ese acuerdo, y surge inquietud sobre el perfil de la nueva ministra. Toda esa incertidumbre volvió a desanclar las expectativas con un Gobierno con muy baja credibilidad. Hay una disociación entre la velocidad que están tomando los acontecimientos y la respuesta del Gobierno”, agregó.
En FIEL proyectan una inflación para el cierre de julio más cercana al 8%. “Si tenés aumento de brecha, esa brecha es por una demanda de dólares, una caída de la demanda de pesos. Eso te pega en las reservas, te sube la brecha y levanta los precios; te generan más inflación y más expectativas de devaluación. En un contexto donde tenés que frenarlo, no mirarlo de atrás. Lo que hace el Banco Central, lamentablemente, es mirarlo de atrás”, contó a Infobae Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL.
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