Javier Milei saborea las potencialidades chinas. Cristina Kirchner y Mauricio Macri representan la inestabilidad y la incomodidad de los jarrones chinos. Mueven el piso del PJ y el PRO, sobre el que los libertarios hacen pie y avanzan. La novedad es la rebeldía desatada de Axel Kicillof y, por ahora, atada de Cristian Ritondo. El diálogo que reproducen en el PRO, entre el asesor supremo Santiago Caputo y el interlocutor que dispuso Macri, es síntoma de la crisis amarilla. “Estamos en una dificultad porque Mauricio Macri tiene intereses propios en relación a los amigos como (Guillermo) Dietrich, (Jorge) Triaca, (Fernando) De Andreis. Además, se hizo bastante amigote de Sandra Pettovello y se mueve por las suyas”, admiten los laderos del expresidente en voz baja. El juego solitario de Macri inquieta al PRO parlamentario. “Todo es incierto. Es una sociedad líquida como la que planteó Bauman (Zygmunt, sociólogo)”, dicen en el bloque aliado a LLA. Sospechan que los libertarios buscarán “bailar de a dos”, solo hasta 2025. “Cuánto puede sumarnos el PRO. ¿Cinco, siete, diez puntos? El problema es que te lo cobran como si fueran 20. Esta es una elección intermedia. No es por la Gobernación. Cuánto hay que entregar para que no gane el peronismo es la ecuación. No creo que sea negocio ir juntos en 2025. En 2027 es otra cosa”, piensan algunos libertarios en la provincia de Buenos Aires. Parecido al Néstor Kirchner de 2005 que cuando tenía servido a Eduardo Duhalde para ir con listas de unidad, rompió y absorbió a gran parte del duhaldismo. Es la tentación de Santiago Caputo y Karina Milei: blanqueo político.
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