El futuro presidente Javier Milei no sólo está enfocado en el diseño del Gabinete y en la construcción de una mayoría en el Congreso lo suficientemente robusta para encarar el desafío de sacar a la Argentina de más de una década de estancamiento económico y alta inflación. La principal preocupación se enfoca por estas horas en la redacción de una “ley ómnibus” que se prepara en secreto y con acceso restringido entre un equipo más chico y de confianza del líder libertario.
Entre las reformas está una profunda modernización del Estado -con reducción de Ministerios, estructuras y empleos políticos-; cambios en el régimen económico, apostando a dotar de mayores niveles de libertad, apertura comercial, reforma en el área energética y cambios progresivos en el régimen cambiario; y reformas en materia política y, posiblemente, electoral.
Son cambios que de todas maneras van a necesitar de una mayoría de 129 diputados y 36 senadores que incluirá, sin excepción, el apoyo legislativo de los libertarios, un sector del PRO, de los radicales y, sobre todo, del peronismo. Este contexto explica las negociaciones que hay en las dos cámaras para definir sus autoridades.
Con 37 diputados y solo 7 senadores, quien sea elegido para presidir cada Cámara será la expresión de un acuerdo político más amplio para discutir y sancionar este megaproyecto que puede ser decisivo para definir la suerte del inicio del gobierno de Milei.
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