El fiscal general Eduardo Villalba y la jueza federal de Garantías N°2, Mariela Giménez, citaron a declarar esta semana a siete testigos vinculados a los momentos previos a la desaparición de la diseñadora María Cash, ocurrida el 8 de julio de 2011 en la zona de Palomitas, sobre la ruta 9/34, en el tramo entre el acceso a la ciudad y la ciudad de General Güemes.
El Gabinete analizó más de cien expedientes con un volumen aproximado de 26.400 informes. Se trata de actuaciones que se iniciaron a partir de miles de llamados realizados por personas que dijeron haber visto a Cash, o bien, dieron pistas de dónde podría estar.
Del análisis de estos reportes, se establecieron contradicciones y falsedades de parte de varios testigos que originalmente aportaron información y que habrían desvirtuado la dirección de las investigaciones, motivados principalmente por la posibilidad de acceder al pago de la recompensa.
Saneado el expediente, la fiscalía consideró necesario volver al minuto cero de la desaparición de la joven, a fin de poder reencausar la investigación. En ese marco, es que se requirió las testimoniales de las personas que, ya sea directa o indirectamente, vieron o tuvieron contacto con Cash.
En una etapa previa, la fiscalía llevó adelante la tarea de depurar del expediente cientos de pistas que llegaron desde distintos puntos del país e incluso del exterior, todas ellas surgidas en el marco del ofrecimiento de recompensa -actualmente de 5 millones de pesos- por información sobre el paradero de la joven que en ese momento tenía 29 años.
Esta labor demandó varios meses de investigación y estuvo a cargo de una mesa interdisciplinaria conformada por integrantes del Cuerpo de Investigación Fiscal dependiente del Ministerio Público Fiscal de la provincia y de Gendarmería Nacional, todo ello en el marco del trabajo en cooperación promovido por el Código Procesal Penal Federal.
El lunes 4 de julio de 2011, Cash, de 29 años, abordó un micro en la terminal de ómnibus de Retiro, en Buenos Aires. Su destino era la ciudad jujeña de San Salvador. Al día siguiente, la joven descendió en Tucumán, desde donde subió a otro colectivo y se dirigió a Rosario de la Frontera, en Salta. Luego, un camionero la acercó hasta la rotonda de acceso a la localidad santiagueña de La Banda, desde donde abordó otro micro con rumbo a Jujuy, donde llega el 6 de julio. Allí, realizó un llamado telefónico con un amigo jujeño, tras lo cual fue vista cuando hacía dedo.
También se estableció que llamó a su familia, mientras que alrededor de las 23.34 de aquel día, fue captada por las cámaras del peaje AUNOR, ya en el acceso a la ciudad de Salta. El jueves 7 de julio, en tanto, se registró su ingreso al hospital San Bernardo en horas de la mañana, donde pidió atención médica, pero se retiró. De las personas que la vieron, surgió que la joven se mostraba físicamente deteriorada. Más tarde, a las 9, personal del peaje AUNOR encontró su mochila. Y a las 12, un remisero informó que la había trasladado del barrio Portezuelo.
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