La inflación parece imparable en todo el mundo agravada por la guerra en Ucrania y los bancos centrales intentan hacer frente aumentando los tipos de interés de referencia, una medida que merma el crédito y la capacidad de ahorro de los ciudadanos.
Los bancos centrales de América Latina continúan endureciendo su política monetaria en su intento por frenar la inflación galopante que afecta al mundo y que en la región se muestra en niveles históricos.
Las tasas de interés son el precio del dinero que los emisores de cada país estipulan y sirven de referencia para los créditos que se brindan a los ciudadanos. Los bancos centrales calculan las expectativas inflacionarias, que es una medición del mercado sobre lo que pueda pasar en el futuro y que, en los últimos meses, se ha disparado tras el desequilibrio entre la oferta y la demanda pospandemia, y posteriormente el aumento de precios de los hidrocarburos por la guerra en Ucrania.
Al subir las tasas de interés en los países, los créditos cuestan más y las personas tienden a solicitar menos dinero prestado. Esto hace caer la demanda de productos y contrae la economía, algo que parece lógico en un momento en que la demanda está disparada y los bienes y servicios no dan abasto.
Según datos del Banco Mundial, la inflación interanual en América Latina ronda el 7%, mientras que el Fondo Monetario Internacional es más pesimista en sus previsiones y estima que la inflación podría cerrar 2022 en torno al 10%.
- Locales