La Iglesia nicaragüense llamó a la reconciliación del país tras la liberación y deportación de 222 presos políticos, pero el gobierno de Daniel Ortega no se muestra dispuesto a ofrecer una rama de olivo a la oposición ni negociar con Estados Unidos.
“No estamos interesados en diálogo alguno”, dijo una fuente del gobierno sandinista que pidió el anonimato.
La liberación y deportación masiva de opositores le sirvió al gobierno para quitarse de encima una enorme olla a presión que significaba la disidencia interna en prisión. Sin embargo, eso no significó de ningún modo un acercamiento o una concesión.
“Es muy probable que esta sea una manera de Ortega de salir del problema de los presos políticos, que es uno de los temas sobre los que más presión ha recibido. La decisión de calificarlos de ´apátridas´ y quitarles la ciudadanía muestra que no es un paso conciliador o que se estén abriendo a un diálogo con la oposición”, dijo la subdirectora para América Latina y el Caribe del Crisis Group, Renata Segura.
Una enorme olla a presión política
El gobierno sandinista había detenido a cientos de opositores en los últimos años, entre ellos siete aspirantes presidenciales arrestados antes de los comicios de 2021. En una medida sorpresiva, todos ellos fueron liberados y deportados el jueves a Estados Unidos.
Para Segura, la medida inesperada no abre un resquicio para el diálogo interno. “El sandinismo no ofrece una rama de Olivo a la oposición, pero se quita de encima la olla a presión de la disidencia interna”, afirmó.
Tampoco parece ser un puente hacia Estados Unidos para suavizar las sanciones internacionales.
“Si así fuera, hubieran entablado conversaciones con Washington antes para hacerlo de una manera mejor organizada. Al estar poniéndolo como una deportación de traiciones, no están precisamente lanzando una rama de olivo”, resumió Segura.