Se cumplió el primer mes del inicio de la invasión rusa en Ucrania. El Ejército ucraniano y las fuerzas voluntarias resisten, lo que ha prolongado la ofensiva más allá de lo esperado por el Kremlin.
Mientras las tropas rusas mantienen un fuerte asedio en distintos puntos del país, ayer 24 de marzo Occidente intenta mostrar unidad diplomática, económica y militar ante el conflicto con tres cumbres en Bruselas para tratar de cerrar filas frente a Moscú: la OTAN, el G7 y la Unión Europea (UE).
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) insiste en no intervenir directamente, pero acordó más tropas para su flanco oriental y preparar sus defensas ante posibles ataques químicos, biológicos o nucleares de Moscú. Entretanto, la UE se encuentra dividida sobre sanciones energéticas contra Rusia.
Ucrania acusó al Kremlin de estar secuestrando a miles de civiles desde ciudades en ruinas en Ucrania hasta Rusia para hacerlos servir como “rehenes” y herramienta de presión para forzar la rendición de Kiev.
La Defensora del Pueblo ucraniana, Lyudmyla Denisova, señaló que 402.000 personas, incluidos 84.000 niños, habrían sido llevadas a Rusia en contra de su voluntad. Destacó el caso de una mujer de 92 años de Mariúpol obligada a trasladarse a Taganrog, en el sur de Rusia.
Desde Moscú se ofrecieron datos similares de personas reubicadas en el país de manera voluntaria. Generalmente habitantes de zonas del Donbass controladas por separatistas rusos, y otras personas afines Rusia. Además, señalaron que allí estarían entregando alojamiento y subsidios para las personas evacuadas.
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