China reabre sus fronteras después de permanecer más de mil días prácticamente sellada al mundo: desde ayer los viajeros procedentes del extranjero ya no tienen que hacer una cuarentena obligatoria en un hotel tras entrar en el país asiático. Los confinamientos llegaron a ser de hasta tres semanas en régimen de aislamiento en un hotel en el que los recién aterrizados eran sometidos a un carrusel de pruebas PCR, aunque su duración se había ido reduciendo en los últimos meses hasta los cinco días. El cambio pone fin a un engorroso requisito que arrancó el 28 de marzo de 2020, en los albores de la pandemia, y que China había decidido mantener mientras el resto del mundo optaba ya por convivir con el virus. El giro supone un hito más del fin de la férrea política de cero covid, anunciado por Pekín de forma abrupta hace un mes, tras un chispazo de protestas sociales sin precedentes en los últimos años.
En los aeropuertos chinos se han vivido momentos emotivos. Los cerca de 300 pasajeros del vuelo 312 de China Southern Airline, procedente de Toronto (Canadá), que aterrizaron a las 00.16 de este domingo en el aeropuerto de la ciudad de Guangzhou, al sur del país, han sido los primeros en disfrutar de una entrada libre de cuarentenas en China en casi tres años. “Estoy tan contento de poder viajar directo a casa, ya no hay necesidad de hacer cuarentenas”, ha expresado uno de los recién aterrizados, apellidado Gong, según ha recogido el diario oficialista Global Times. “Es un día emocionante”, dice otro pasajero de este mismo vuelo, en declaraciones recogidas por la televisión de Cantón. “Por fin podré ver a mi madre”.
En la frontera entre Hong Kong y la China continental, donde también se ha eliminado el requisito de las cuarentenas, se han repetido escenas similares. “Me siento tan emocionada y extraña a la vez… Realmente no nos hemos visto en tanto tiempo”, decía Karin Xu, una mujer de 24 años, tras reencontrarse con su novio, que acababa de cruzar el paso de Hong Kong a Shenzhen en uno de los primeros trenes de la mañana, según ha recogido el periódico hongkonés South China Morning Post. Más de 36.000 personas habían cruzado esta frontera a las cuatro de la tarde en China. “Llevaba mucho tiempo esperando la reapertura. Por fin estamos reconectados con el mundo. Estoy encantada, no me lo puedo creer”, reconocía Shen, una empresaria de 55 años, tras aterrizar en el aeropuerto de Pekín desde Hong Kong, según Reuters.
La reapertura china, en cualquier caso, no es completa todavía: el Gobierno no ha confirmado aún cuándo volverá a emitir visados de turista para los extranjeros, aunque sí ha hecho referencia, pero sin dar detalles, a que se hará todo lo posible por facilitar los trámites de obtención de visas de negocios, trabajo, estudios o reunificación familiar para los extranjeros. Mientras, se espera que crezca de nuevo la afluencia de turistas chinos hacia el resto del mundo: entre las medidas que entran en vigor este domingo, se encuentra también la reanudación de la tramitación de las solicitudes de pasaportes ordinarios de ciudadanos chinos con fines de turismo y visita a amigos en el extranjero, según anunció el Gobierno a finales de diciembre.
La previsible oleada de viajeros procedentes del gigante asiático, que en estos momentos vive un brote de contagios de covid sin precedentes, ha despertado la inquietud de una parte de la comunidad internacional. Varios países, como Estados Unidos, Japón, Italia y España, han comenzado a imponer restricciones a los viajeros procedentes de China, y la Unión Europea ha recomendado hacerlo, amenazando con abrir un nuevo frente de disputas con Pekín. China se ha opuesto firmemente a las restricciones, alegando que tienen fines políticos y que no están basadas en la ciencia. No obstante, cuando el Gobierno anunció el fin de las cuarentenas, comunicó que el único requisito de entrada sería una PCR realizada en las 48 horas antes de embarcar.
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