La guerra en Ucrania disparó los precios del gas natural, agravando la crisis del costo de la vida en Gran Bretaña, donde la inflación es de las más altas del mundo desarrollado.
Obomese, que vive en un piso de protección oficial y gana unas 1.500 libras (1.828 dólares) al mes, es la principal fuente de ingresos de su familia: sus dos hijos siguen estudiando y su marido trabaja como periodista independiente.
La familia usa un sistema de "encendido y apagado" de la calefacción, que conecta por las mañanas y desconecta la mayor parte del día, y de forma intermitente por las tardes, cuando los niños vuelven del colegio y la universidad. Cuando tienen frío, dice Obomese, se abrigan o se sientan en el sofá con mantas.
La familia de Obomese se encuentra entre el 4% de los británicos que declararon estar atrasados en el pago de sus facturas de energía, según una encuesta realizada en diciembre por la Oficina Nacional de Estadística (ONS) a más de 2.500 personas. La familia tuvo que aplazar los pagos del mes pasado y teme tener que volver a hacer lo mismo este mes.
Problemas navideños
"Es muy duro verles decir ´pero mamá, tengo frío, tengo frío´", se lamentó Obomese durante una ola de frío que provocó fuertes nevadas y temperaturas bajo cero. Ahora utiliza una tetera en lugar de un hervidor eléctrico, para abaratar costos, y guarda el agua caliente en un termo después de hervirla, para evitar calentarla de nuevo.
Aunque los centros de calor son un refugio para quienes de otro modo estarían atrapados en hogares fríos, la responsable de la biblioteca, Amy Jackson, afirma que su uso sigue estando estigmatizado.
"Creo que, por desgracia, a mucha gente le da vergüenza admitir que a veces tiene problemas", afirma Jackson. "Por eso, promocionar nuestros clubes y nuestros espacios cálidos como algo diferente hace que les resulte más accesible".
Añadió que es "una pena que los centros de calor tengan que existir en estos tiempos", y que el servicio era usado por distinta gente, incluidas las que duermen en la calle.
Muchos británicos también han tenido problemas para cubrir sus necesidades básicas, ya que los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas aumentaron hasta octubre al ritmo más rápido desde 1977.
Obomese señaló que su familia había sobrevivido sólo con arroz y pasta a principios de este año después de quedarse sin dinero para comprar comida, y que sus hijos le preguntaban: "Mamá, ¿Cómo podemos estar así si estamos en el Reino Unido?".
Su principal preocupación ahora es si la familia podrá permitirse los regalos de Navidad, ya que el cumpleaños de su hija coincide con la fiesta. "Ya veremos. Aún no ha terminado la semana, así que ya veremos", dice secándose las lágrimas.