Los líderes de la Unión Europea (UE) iniciaron en Bruselas una cumbre de dos días, entre divergencias y tras meses de debate, en la que buscarán fórmulas para una salida de consenso a la crisis energética que desató la ofensiva de Rusia en Ucrania, que amenaza con hundir en la recesión la economía europea.
El conflicto en Ucrania hizo que Rusia recorte drásticamente su abastecimiento de gas natural barato a la industria europea, y la proximidad del invierno boreal pone a los 27 países del bloque frente al desafío urgente de adoptar una salida conjunta.
La Comisión Europea (CE), brazo ejecutivo de la Unión Europea (UE), propuso esta semana la adopción de un precio máximo para todas las compras de gas, pero esta idea se choca con los reparos de Alemania, la mayor economía del grupo.
Al llegar a la cumbre, el jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, apuntó este jueves que la eventual adopción de un precio máximo para el gas "implica riesgos de que los productores puedan entonces vender el gas a otros lugares".
Para que tal iniciativa funcione "debe coordinarse estrechamente con otros consumidores de gas" fuera del bloque, para evitar la competición, agregó, informó la agencia de noticias AFP.
El jefe de Gobierno de Austria, Karl Nehammer, dijo que "una parte importante de la discusión será sobre la seguridad energética de Europa, pero lo más importante es cómo podemos reducir los precios".
Por su parte, Sanna Marin, primera ministra de Finlandia, señaló que "es posible que (esta primera jornada de cumbre) llegue hasta muy tarde en la noche y quizá continúe mañana", ya que "hay mucha presión para encontrar una solución común".
Según Marin, las principales divergencias están en la "formación del precio de la energía, ya que hay Estados miembros con puntos de vista diferentes, y debemos trabajar juntos para que el precio de la energía baje".
Paralelamente, Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, señaló que "los altos precios de la energía son un problema para todos nosotros. Y tenemos que tener soluciones conjuntas".
Por eso, apuntó, su Gobierno apoya opciones que eviten que los países europeos compitan entre sí y añadió que es necesario "trabajar para reducir el consumo porque si no tenemos suficiente electricidad, suficiente gasolina, entonces también tenemos que pensar en el lado de la demanda".
El primer ministro belga, Alexander de Croo, por su parte, dijo esta semana que la cumbre será "la más importante en mucho tiempo", por la gravedad de la situación y la urgencia de hallar una respuesta.
Si los líderes europeos no logran enviar "una señal política clara de que (...) no toleraremos más los altos precios del gas, será el fracaso de Europa", advirtió.
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