En los últimos días, Estados Unidos volvió a incrementar los aranceles sobre productos chinos y los llevó a un total de 145%. En respuesta, Beijing hizo lo propio con las importaciones estadounidenses, a las que les fijó un gravamen de 125%. En el medio, los exportadores ubicados en China comienzan a sentir el rigor y exigen la concreción de un acuerdo entre ambas potencias.
Una de las personas afectadas es la gerente de marketing, Candice Li, quién aseguró que los pedidos estadounidenses de los dispositivos médicos que fabrica su empresa prácticamente desaparecieron desde el anunció hecho por parte de la administración de Trump. “Es una cuestión de vida o muerte, podríamos decir. Entre el 60 % y el 70 % de nuestro negocio proviene de clientes estadounidenses, por lo que la presión que soportamos es extremadamente alta”, aseguró Li quién trabaja para Conmo Electronic Co.

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