Cierre de frontera sur, mayor criminalización migratoria y deportaciones masivas. El segundo gobierno de Donald Trump promete expulsar a millones de inmigrantes ilegales. Pero también a aquellos que no han podido regularizar totalmente su situación migratoria o luchan por conseguir asilo con un permiso de estancia temporal en los Estados Unidos. Organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes estiman que 19 millones de personas, en su enorme mayoría de origen latinoamericano, se verían afectadas por la batería de medidas que prepara el flamante presidente electo tras ganar en forma contundente las elecciones. Trump promete deportar a todos los que no tengan sus papeles en regla, lo que acarrearía la separación de familias y hasta la expulsión de menores de edad. ¿Cómo? No habrá más parole humanitario (un permiso temporal de ingreso que benefició a más de medio millón de personas y ayudó a la reunificación familiar) y se pondrá fin al mecanismo de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) que retrasó la deportación de personas que llegaron al país en forma ilegal cuando eran niños, entre otras muchas medidas.