La Asamblea General de la ONU votó el jueves para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU como castigo por las graves violaciones de los derechos humanos en la ciudad ucraniana de Bucha.
De los 193 miembros de la asamblea, 93 votaron a favor de la suspensión mientras que 24 votaron en contra y 58 se abstuvieron.
Además de Estados Unidos y la propia Ucrania, respaldaron la medida los países de la Unión Europea, naciones latinoamericanas como Argentina, Chile, Colombia, Perú o Uruguay y otros Estados como Australia, Canadá, Turquía o Noruega. La resolución también fue apoyada por Serbia, que previamente se negó a imponer sanciones económicas contra la Federación Rusa.
Entre los países que votaron en contra están la propia Rusia y los regímenes de China, Venezuela, Corea de Norte, Irán, Siria, Nicaragua y Cuba.
Mientras, los 58 estados que optaron por la abstención incluyen India, Sudáfrica, Egipto, El Salvador, India, Nigeria, Pakistán o Arabia Saudita. Brasil y México, los dos gigantes de América Latina, no fueron contundentes en su rechazo hacia Rusia y también se inclinaron por la abstención.
Tras la votación, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, dijo que estaba “agradecido” con los estados miembros de la ONU que “eligieron el lado correcto de la historia”.
“Los criminales de guerra no tienen cabida en los órganos de la ONU destinados a proteger los derechos humanos”, dijo.
Desde que hace dieciséis años se creó el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, sólo otro país había sido suspendido: la Libia de Muamar el Gadafi, en respuesta a la represión de las protestas de 2011, aunque meses después fue readmitida.
En el caso ruso, Estados Unidos y sus aliados argumentaron que Moscú no puede seguir participando en ese Consejo cuando está “subvirtiendo todos los principios básicos” de la ONU con su invasión de Ucrania y cometiendo supuestas atrocidades contra la población civil.
“Rusia no sólo está cometiendo violaciones de los derechos humanos, sino que está sacudiendo los cimientos de la paz y seguridad internacionales”, dijo antes de la votación el embajador ucraniano ante Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsya.
El diplomático advirtió a todos los miembros que votar en contra de la iniciativa equivaldría a “apretar el gatillo” contra los civiles ucranianos y sería una muestra de “indiferencia” similar a la que en 1993 permitió que se cometiese un genocidio en Ruanda.
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