El candidato oficialista Santiago Peña se proclamó vencedor en las elecciones generales de Paraguay, con cerca del 95% de los votos contabilizados, con 15 puntos de ventaja y aseguró al conservador Partido Colorado otro período en el poder pese a sus conflictos internos y denuncias de corrupción.
Peña, un economista de 44 años, obtenía un 42,93% de los votos frente a un 27,52% del líder opositor Efraín Alegre con el 94,74% de las mesas contabilizadas.
La oposición perdió terreno con el avance de Paraguayo Cubas, un polémico dirigente de la zona de la Triple Frontera que se declara anarquista y acumulaba un 22,7% de los votos.
"Tenemos mucho por hacer, después de los últimos años de estancamiento económico, de déficit fiscal, la tarea que nos espera no es para una sola persona ni para un partido", dijo Peña en un discurso en la sede del Partido Colorado.
"Convoco a la unidad, al consenso, ha llegado el tiempo de postergar nuestras diferencias para priorizar las causas comunes que nos unen como nación", agregó ante la algarabía de sus seguidores y de la plana mayor de la agrupación.
La difícil situación económica que enfrentan muchos paraguayos tras la pandemia de COVID-19 y el alza de los precios por la invasión de Rusia a Ucrania, así como la rampante corrupción, fueron los asuntos centrales de la campaña.
Más de 4,7 millones de paraguayos estaban habilitados para votar en los 17 departamentos del país. En Asunción y las ciudades más pobladas del país se observaron largas filas de electores y los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) destacaron la "alta participación continua todo el día".
"No quería votar, siento todo en decadencia. Pero no votar me hace parte del problema y quiero que haya más oportunidades de trabajar para los jóvenes", dijo Fiorella Moreno, de 23 años al salir temprano a la mañana de un local de votación repleto en un barrio de clase media de la capital.
La tradicionalmente estable economía paraguaya, que depende de las exportaciones de soja, carne vacuna y electricidad, creció apenas un 0,2% el año pasado y la inflación fue del 8,1%. El nuevo gobierno tendrá que ajustarse para evitar una mayor expansión del déficit fiscal, que ascendió al 3,0% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2022.
El actual presidente de Paraguay, Mario Abdo, había calificado en un tuit al candidato del Partido Colorado, Santiago Peña, de "presidente electo" del país, antes de que ninguno de los contendientes de la elección general se refiriera a los resultados de los comicios.
"Felicitaciones al pueblo paraguayo por su gran participación en esta jornada electoral y al presidente electo @SantiPenap", escribió Abdo en la red social en referencia a Peña.
"Trabajaremos para iniciar una transición ordenada y transparente, que fortalezca a nuestras instituciones y a la democracia del país", agregó.
Una elección tranquila.
Peña, cuyo partido ha gobernado el país las últimas siete décadas con la excepción de un breve periodo entre 2008 y 2013, había prometido "más plata en los bolsillos" de los paraguayos mediante la creación de empleos y la formalización de la economía.
"Nos hemos preparado para ganar (...) el partido ha desplegado más de 70.000 agentes electorales en todo el país", dijo Peña al momento de votar, en una jornada que transcurrió tranquila pero con quejas por las demoras.
Algunos analistas creen que replicará las políticas de su mentor, el expresidente Horacio Cartes, quien impulsó las obras públicas con endeudamiento externo y las alianzas público-privadas, pero prestó menos atención a los programas sociales.
Alegre, quien encabeza la alianza centroizquierdista Concertación Nacional, propuso bajar las tarifas de electricidad, luchar contra la corrupción y dar un giro a las relaciones del país con Taiwán en favor de China.
"Estamos viendo la gente que viene a votar, está dispuesta a participar, están haciendo el aguante", dijo Alegre, quien denunció irregularidades en algunos locales del norte del país.
El Partido Colorado llegó a la elección del domingo golpeado por conflictos internos y denuncias de corrupción del gobierno estadounidense en contra de su líder Cartes.
"El colorado siempre es colorado. No puede traicionar al otro de su mismo color", dijo Eugenio Centurión, de 65 años, mientras hablaba con correligionarios a la salida del colegio Nuestra Señora de la Asunción en la capital.