Los relevamientos de las distintas consultoras privadas coincidieron en que la inflación de febrero cerró en cifras similares a las de enero. También convergieron en que los alimentos impulsaron el índice, empujados entre otros factores por la suba en la carne vacuna y las frutas y verduras. El panorama en los primeros días de marzo, en tanto, no parece haberse modificado sustancialmente.
Es que, según el relevamiento que realiza la consultora Eco Go, la canasta de alimentos exhibió una variación de 1,8% en la primera semana de marzo respecto a la semana previa. “Esto implica una aceleración del indicador, que se duplicó, incrementándose 0,9 p.p. en el margen”, detallaron. La carne vacuna, una vez más, habría sido uno de los factores principales que explicó esta suba.
“Con este dato y considerando una proyección de variación del 1,5% para las semanas restantes, la inflación de alimentos consumidos en el hogar en marzo alcanzaría el 7,2% mensual”, estimaron desde la firma. De cumplirse con esta proyección, la variación sería menor a la que el indicador de la consultora arrojó en febrero (7,8%).
A la espera de los datos oficiales de febrero, el rubro “alimentos y bebidas” contemplado en el IPC GBA que mide Ecolatina, tuvo una suba del 10,6% el mes pasado. Al proyectar lo que puede ocurrir en marzo, desde la consultora destacaron que “distintos factores seguirán presionando sobre una inercia inflacionaria difícil de desarmar en el corto plazo”.
Y, dentro de esos factores que pueden incidir en una inflación elevada para marzo, desde la firma señalaron: “Entre ellos, el impacto de la sequía sobre el precio de algunos alimentos frescos; margen para un mayor traslado al consumidor del ajuste en los precios de la hacienda vacuna; la dinámica de los ajustes salariales en un año de elecciones; los incrementos pendientes en las tarifas de servicios públicos; un deslizamiento cambiario más alineado con la inflación; las restricciones sobre las importaciones y tensiones sobre la brecha y las expectativas de devaluación en medio de la transición electoral”.
Al referirse, específicamente, a lo que pueda ocurrir en el rubro alimentos, detallaron que “si bien Precios Justos puede contribuir a moderar los aumentos en algunos sectores, contribuyendo en el margen a moderar la inercia, presenta tres principales debilidades que le restan eficacia”: “Rige mayormente en súper e hipermercados, pero no en pequeños autoservicios o comercios de cercanía, donde consumen en mayor medida los hogares de deciles de ingresos más bajos; está compuesto principalmente por productos empaquetados, y la dificultad de concretar un acuerdo amplio y robusto para los alimentos frescos (frutas, verduras, carne vacuna) radica en la gran atomización de productores distribuidos a lo largo y ancho del país, el elevado índice de informalidad presente en algunos eslabones y el impacto sobre los precios de factores asociados a la estacionalidad, los ciclos biológicos y/o las inclemencias climáticas; la escasez de divisas dificultará el cumplimiento de la parte que le toca al Gobierno en Precios Justos: garantizar un mayor acceso al MULC, por lo cual los riesgos de que algunos acuerdos se resquebrajen no son menores”.
En la misma línea, Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, sostuvo que “los Precios Justos forman parte de una porción de las ventas minoristas en consumo masivo, pero no resuelven el problema de la caída de la demanda de dinero del peso argentino y pérdida de poder adquisitivo que se manifiesta con variación de precios en categorías básicas en el mes de febrero”.
Otro efecto que presionará al alza los alimentos este mes es la elevada inercia que dejó febrero. Así lo estimaron desde C&T, que estimó una inflación en alimentos del 9,2% en febrero: “Esta dinámica tiene como consecuencia un efecto de arrastre estadístico muy importante para marzo, que para los alimentos y bebidas es de 3,5% y para el IPC total se ubica cerca del 1,5%, lo que potenciará los aumentos que suelen darse en ese mes y los ya anunciados en diversos rubros regulados”.
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