La sequía, el bajo precio de la leche y los mayores costos de alimentación de los animales por el “dólar soja” a $230, provocan un “apocalipsis lácteo” para los tambos de todo el país. Según datos de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresas Lácteas (APYMEL), ya cerraron unos 400 establecimientos en lo que va del año.
Según sostienen en el sector, el precio de la leche es “el más bajo en 20 años” y no alcanza para evitar que los más chicos deban cerrar sus puertas.
“La situación ha llegado a un límite extremo de empezar con los cierres de tambos y la liquidación de los rodeos. En muchos casos no de rodeos de producción, pero sí de recría y vaquillonas para poder aguantar el momento que estamos atravesando”, explicó Marisa Boschetti, una tambera de Alicia, un pueblo de menos de 4000 habitantes ubicado en el este de Córdoba, casi en el límite con Santa Fe, donde ordeña 74 hembras de un plantel total de 98 ejemplares.
Por su parte, Fabio Schneider es un pequeño productor entrerriano de Colonia Merou, localidad ubicada a 30 kilómetros de Paraná, propietario de un tambo familiar semipastoril de 40 vacas en ordeñe. En una carta pública, también se refirió a esta crítica situación para la actividad.
“La sequía está causando estragos en el sector productivo, principalmente en la lechería, dónde se perdió el cultivo de forrajes dedicado a reservas, dejando a los productores, tanto pequeños como grandes y medianos, en un apocalipsis lácteo formado por la deuda ya irrecuperable de los cultivos perdidos, la venta de animales forzada por la falta de pasturas, alimento y de agua potable en ciertos casos, y a esto se le suma el costo en aumento de los balanceados”, detalló.
Por su parte, Boschetti explicó a Clarín que, a causa de la sequía que “viene golpeando muy fuerte desde hace un año y medio”, prácticamente no se han podido hacer reservas, y las que se hicieron entre abril y mayo fueron de “muy baja calidad, de un nivel nutricional muy bajo”.
“Eso era lo que le estábamos dando a nuestros animales y lo equilibrábamos con la suplementación de maíz y pellets de soja. Pero hoy, con el precio de esos productos, es inviable. Así, las vacas sufren las consecuencias de una mala alimentación y caen los litros producidos”, resumió.
Al déficit hídrico se sumó la distorsión originada por el Programa de Incremento Exportador (PIE), conocido como “dólar soja”, que en su segunda edición ofrece un valor diferencial de $230 por la divisa a quienes vendan la oleaginosa hasta el 30 de diciembre, y provocó que se disparen los costos de producción en los tambos.
“El tema del dólar soja 2, lo único que hizo fue alterar los valores a los productores porque en Argentina los alquileres de los campos, en su mayoría, se pagan en quintales de soja, entonces nos aumentaron los costos de alquiler y de alimentación”, dijo Schneider.
En ese sentido, Boschetti enfatizó que la medida impactó “muy fuertemente” en los costos de los alimentos, que “ya son casi imposibles de adquirir para poder suplementar a los rodeos y tener una producción normal”.
“Esto va a impactar de lleno y van a bajar considerablemente los litros producidos en el país, por la falta de alimentación adecuada para la producción láctea”, argumentó.
La referencia histórica para estimar los costos en un tambo es el valor 2 kilos de maíz o 1,1 de soja.
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