Tras el comienzo de la “fase 2 de emisión cero” anunciada por el Gobierno, la falta de dólares continúa presentándose como el talón de Aquiles de programa económico y emerge como el principal factor de preocupación del mercado y los agentes económicos. Mientras el equipo económico ingresa en el momento del año más desfavorable para el flujo de divisas plantado en un nivel del dólar oficial que el agro percibe como atrasado, se profundiza otro problema: el precio de la soja sigue en fuerte baja y suma más señales de alerta para las reservas. Javier Milei pidió paciencia, renovó promesas y la Rural lo bañó en aplausos, pero en el sector adelantan que los granos que aún permanecen en los silobolsas serán vendidos a cuentagotas. En el mercado de Chicago, al cierre de esta nota, los contratos de futuros de soja a agosto caían casi 2,2% y la tonelada cotizaba a u$s387 por tonelada, ante una mejora en las perspectivas climáticas en las zonas de cultivos de EEUU. Lo cierto es que se trata de la continuidad de la tendencia declinante que arrastran la oleaginosa y sus derivados (harina, aceite, pellets) a lo largo del año. Para dimensionar, el principal producto de exportación de Argentina acumula un derrumbe del 23% en 2024. Según cálculos de Salvador Vitelli, economista de Romano Group, con esta caída la soja vuelve a valores de 2006 medido en términos reales.
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