La nueva baja de la tasa de interés que decidió aplicar el Banco Central tiene un objetivo primordial: apuntalar el proceso de reducción en términos reales de los pesos de la economía, en este caso los colocados en pasivos remunerados de la autoridad monetaria. El correlato de esta decisión es el refuerzo de la licuación de los ahorros de los argentinos colocados en plazos fijos o fondos comunes de inversión (FCI) de liquidez inmediata. A costa de esos ahorristas es que el BCRA se propone reducir la emisión asociada al pago de intereses que generan los pases pasivos en poder de los bancos en casi $300.000 millones al mes, según cálculos privados. El objetivo oficial es reducir al mínimo el stock de pasivos remunerados de la entidad para generar de acá a un tiempo las condiciones para abrir el cepo cambiario.
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