Un doble esquema de proporción 80-20 sostiene el plan económico de emergencia que puso en marcha el ministro de Economía Luis Caputo desde el inicio de su gestión para cristalizar un fuerte ajuste fiscal en el primer año de gobierno de Javier Milei, mientras, en paralelo, intenta mantener la brecha cambiaria en los niveles más bajos posibles tras la devaluación del 13 de diciembre.
Por un lado, la poda fiscal podría concretarse, según aseguran en el equipo económico, con un 80% de decisiones tomadas directamente por ejecución de política económica, sin que eso dependa de otra cosa que la decisión del Palacio de Hacienda. Y un 20% restante, con un ritmo más lento, estará atado a la suerte que corra en la discusión política y parlamentaria.
Y por otro, el sistema de liquidación de exportaciones que implementó el gobierno de Milei apenas llegado al gobierno también contiene esa misma fórmula: 80% de los dólares se ingresan por el Mercado Único Libre de Cambios (MULC) y 20% a través del Contado con Liquidación.
En el Palacio de Hacienda hay ítems del gasto público que piensan empezar a tachar lo antes posible para preparar el terreno para un ajuste de 5,2% del PBI en el primer año de presidencia de Javier Milei.
Los grandes números de la hoja de ruta del ministro Luis Caputo muestran que casi el 60% del ajuste fiscal que buscará para 2024 está explicado en una poda presupuestaria para algunos sectores como las transferencias discrecionales a provincias, la obra pública -estos dos son señalados como las erogaciones que con mayor rapidez sufrirán un guadañazo- junto a subsidios, jubilaciones, programas sociales y otros gastos de funcionamiento del Estado.
En Hacienda hay ítems del gasto que piensan empezar a tachar lo antes posible para preparar el terreno para un ajuste de 5,2% del PBI en el primer año de presidencia de Javier Milei
Otro casi 40% se sostiene por subas de impuestos, principalmente la del impuesto PAIS para las importaciones, un incremento generalizado de derechos de exportación, el aporte de la moratoria, el blanqueo y el pago anticipado de Bienes Personales, estos últimos tres como parte del megaproyecto de ley que se negociará en el Congreso.
Ese 80% de ajuste (4,1% del PBI del 5,2% total) que no dependerá de otra cosa que de la decisión del Poder Ejecutivo se explica por la suba del impuesto PAIS (la única modificación tributaria que no requirió del parlamento), y los menores gastos en jubilaciones pensiones (0,4% del PBI), Transferencias a provincias (0,5%), subsidios económicos (0,7%), gasto en obra pública (0,7%), programas sociales como Potenciar Trabajo (0,4%), gastos de funcionamiento como salarios públicos (0,5 por ciento).
Para la consultora Equilibra el hecho de que una parte del plan fiscal dependa del Congreso puede representar una debilidad. “El problema es que estimamos que 1,4 puntos del PBI de esfuerzo fiscal dependen de que el Poder Ejecutivo logre aprobar sus leyes en el Congreso: blanqueo, moratorias, suba de retenciones, cambio ley de movilidad jubilatoria, marcha atrás con la eliminación del impuesto a las ganancias”, mencionaron.
“¿Tendrá el gobierno el apoyo de los gobernadores, a los que planea recortarles transferencias corrientes por 0,5 puntos del PBI? ¿Logrará musculatura política para pasar leyes sensibles socialmente como una modificación de la ley de movilidad jubilatoria?”, se preguntó la consultora que dirigen Diego Bossio y Martín Rapetti.
El problema es que estimamos que 1,4 puntos del PBI de esfuerzo fiscal dependen de que el Poder Ejecutivo logre aprobar sus leyes en el Congreso (Equilibra)
Una proporción de 80 y 20 por ciento también rige para las liquidaciones de exportaciones, lo que dio aire a la acumulación de reservas en el Banco Central, un proceso que, con sus altibajos, fue estable durante las primeras semanas de gobierno de Milei, y al mismo tiempo abasteció en parte al mercado de contado con liquidación, el principal dólar financiero de referencia. Ese esquema sirvió para sostener una calma financiera inicial con baja brecha, pero la situación podría cambiar, analizan en el mercado.
Para Ecolatina, “el salto discreto en el tipo de cambio oficial, el esquema del dólar exportador 80-20% y el encarecimiento del apalancamiento en pesos al compararlo con la evolución del dólar oficial generaron una reaparición de la oferta de divisas en las últimas semanas”, planteó un informe.
“En cuanto a la demanda, el esquema de acceso diferido al mercado cambiario para los nuevos flujos de importaciones abrió una ventana de tiempo que juega a favor de las compras netas del BCRA en el corto plazo”, apuntó Ecolatina.
La oferta excepcional de divisas como su acotada demanda tienen “patas cortas” y difícilmente logren sostenerse durante el verano sin instrumentar nuevas medidas (Ecolatina)
“Tanto por cuestiones estacionales como por una demora en el impacto de las medidas implementadas, los factores que hoy se encuentran jugando a favor del BCRA achicarán su aporte e incluso podrían revertir su postura. En otras palabras, tanto la oferta excepcional de divisas como su acotada demanda tienen “patas cortas” y difícilmente logren sostenerse durante el verano sin instrumentar nuevas medidas”, continuó la consultora de marras.
Y por último, una alerta sobre el efecto que tendrá la inflación elevada de diciembre y enero -al menos- en la competitividad cambiaria. ”Frente a una inflación corriendo a un ritmo del 25-30%, el crawling peg del 2% mensual no es suficiente para evitar un importante atraso cambiario en las próximas semanas”, advirtió esa consultora.
A una conclusión similar arribó la consultora Sarandí. “La demanda de dólares va a volver a brotar en el inicio del 2024, con meses como febrero y marzo, en los que históricamente cae la demanda de pesos. Proyectando escenarios inflacionarios para los próximos meses, y si se mantiene el crawling oficial en solo 2% mensual, hay alta probabilidad que el potente aumento en el dólar mayorista se consuma enteramente para abril”, alertó.
En tanto, un reporte a clientes de Invertir En Bolsa (IEB), hizo su propia lectura sobre cómo convive el esquema de liquidación de exportaciones y la baja brecha cambiaria que aún se sostiene a pesar de la suba de las últimas horas. “El CCL volvió a subir a partir del jueves luego de una caída de 12%, aproximadamente, desde el recambio de gobierno que dejó a la brecha cambiaria en 12%, niveles mínimos desde finales del 2019″, analizó.
Cambio de expectativas
“Esta fuerte compresión se explica en parte por la mayor oferta en el CCL, producto del nuevo esquema de liquidación de exportaciones que obliga a pasar el 20% del saldo exportado por el CCL con un tipo de cambio más competitivo luego del salto discreto que lo llevó a $800 y que implicó una mejora efectiva de 30% para los exportadores ($650 en promedio con el esquema anterior de 50/50)”, describió.
“Por otro lado, operó un cambio de expectativas con las medidas anunciadas tendientes a cerrar el déficit fiscal este año y el abandono del financiamiento a través del BCRA. Previamente también tuvo un gran efecto sobre los dólares financieros la disipación del plan de dolarizar que generó que el CCL llegase a valores de $1.500 a precios de hoy cuando todavía esto se veía como una posibilidad previo a las elecciones generales. A todo esto se le suma las restricciones para acceder a los dólares financieros que aún rigen como la restricción cruzada MULC/CCL”, puntualizó.