Entre la carrera presidencial y la conducción del Ministerio de Economía, la agenda de Sergio Massa está saturada. El cargo que ocupa en el Palacio de Hacienda no resulta una plataforma sencilla para llegar a la Casa Rosada.
Con una economía golpeada, el ministro no encontrará fácil la tarea de mostrar algunos buenos resultados en el mes que queda hasta las PASO 2023. En particular, hay tres frentes donde debería avanzar en las próximas semanas: el dólar blue, la deuda y las reservas.
Contener al dólar blue
Como anticipaban los economistas, el dólar blue se despertó en las últimas jornadas. Sin novedades de un acuerdo con el FMI y con las elecciones cada vez más cerca, la cotización paralela saltó $30 en la última semana, cruzó la barrera de los $500 y cerró a $522.
La falta de avances con el FMI, la situación de las reservas y la dolarización de los ahorros antes de las elecciones generaron un cóctel que disparó la cotización informal del billete estadounidense. En consecuencia, la brecha con el tipo de cambio oficial volvió a acercarse al 100%.
También aumentaron las cotizaciones financieras. El contado con liquidación sumó $23,74 en la última semana y cerró a $540,39. El dólar MEP, por su parte, avanzó apenas 84 centavos al calcularlo con los bonos más intervenidos por el Gobierno y terminó el viernes a $485,31. En cambio, en el segmento donde no participan los organismos oficiales, el MEP subió $11,98 y finalizó la semana a $490,54.
En ese contexto, Massa tendrá el desafío de intentar frenar la corrida cambiaria. En abril, ante una situación similar, decidió que el Banco Central empezara a usar reservas para contener la cotización de los dólares financieros que actúan como referencia para el dólar blue. Ahora, la escalada empezó a pesar de esas intervenciones y con una autoridad monetaria que cada vez tiene menos dólares para volcar al mercado.
La necesidad del ministro y candidato no solamente pasa por el efecto que tiene una suba del dólar blue en sí misma, sino también por el impacto de ese incremento en materia inflacionaria. Cuando el tipo de cambio informal se escapa, las remarcaciones se agudizan y a Massa no le vendría bien que el índice de precios se vuelva a acelerar antes de octubre, luego de la baja que consiguió en el número de junio.
Acordar con el FMI antes de fin de mes
La Argentina debería cerrar un acuerdo con el FMI y lograr la aprobación del Directorio del organismo antes de fin de julio, ya que a partir de agosto la entidad entra en receso por el verano en el hemisferio norte.
Para cumplir con esos tiempos, el entendimiento técnico tendría que ser inminente, ya que una vez que los funcionarios del FMI dan el visto bueno a un acuerdo, se gira al Directorio para la aprobación formal. Ese proceso suele demorar dos semanas.
Si bien el Gobierno logró cancelar el vencimiento de junio con recursos que tenía disponibles, no le alcanzarían para seguirle pagando el FMI todo el año en caso de no lograr un entendimiento que haga coincidir los desembolsos del propio organismo con los pagos pendientes.
Más aún, si la Argentina decidiera usar nuevamente los yuanes del swap con China para afrontar el vencimiento que opera el 31 de julio, volvería a tener el mismo problema apenas 24 horas después, ya que el 1° de agosto vencen otros US$780 millones con el FMI.
Reforzar las reservas
Atada a la negociación con el FMI está la frágil situación de las reservas internacionales, que están en niveles mínimos que no se registraban desde comienzos de 2016. Además, las reservas netas se encuentran negativas por alrededor de US$6000 millones, según calculan las consultoras privadas.
Los giros del FMI serán claves para robustecer las arcas del BCRA, que se necesitan para varios fines. Por un lado, las reservas se utilizarán para poder seguir habilitando importaciones y no frenar la actividad económica, de modo de mostrar buenos números durante la campaña.
Por otra parte, las reservas también se usarán para cumplir con los compromisos de pago y para intervenir en los dólares financieros a fin de mantener las cotizaciones dentro de parámetros que el ministerio de Economía considera tolerables.