Tras una incipiente recuperación del crédito al sector privado en las dos primeras semanas de abril, los analistas consideran que el Gobierno tratará de fortalecer la tendencia mediante subsidios a tasas y créditos para consumo y empresas. La estimación es que podrían poner en el mercado hasta $500.000 millones, sin que ello impacte en las metas de déficit fiscal acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El dinero para financiar ese “push fiscal” saldría de la operación de venta de bonos en dólares de legislación local (Bonares) que anunció el Ministerio de Economía. El DNU del 23 de marzo establece que el 30% de lo obtenido por esa operación se deberá destinar a “gastos, inversiones y/o aplicaciones financieras dentro de los objetivos, metas y actividades de cada organismo en el transcurso del ejercicio presupuestario 2023 incluyendo la financiación de inversiones productivas y créditos que motoricen el consumo interno”. Se espera, entonces, que aparezcan nuevos créditos y líneas de financiamiento subsidiadas a través de la ANSES, porque no se computan en el presupuesto a los efectos de las metas del déficit acordadas con el Fondo.
Ese tipo de programas es lo que podría sostener en el corto plazo el crecimiento del crédito al sector privado, que en abril ha mostrado una cierta recuperación. La estimación de la consultora Equilibra es que en las dos primeras semanas de este mes “crecieron a un ritmo promedio mensual superior al 8%, cuando en marzo treparon 5,8%, lo que indica un par de puntos por debajo de la inflación". Sin el impulso del Gobierno, resulta difícil para los analistas que el crédito pueda sostenerse en un contexto de caída de demanda agregada.
Como es habitual en los años electorales, el Gobierno incrementa los gastos. La estimación de la consultora es que "en los últimos 9 años de elecciones el crédito en pesos al sector privado creció en promedio 3,6% anual en términos reales, liderados por los destinados al consumo (11% anual)".
Sergio Chouza, director de la consultora Sarandí, aseguró a Ámbito que se pueden ver “dos efectos contrapuestos” sobre el financiamiento al sector privado en el contexto económico actual. “Cuando hay perspectiva de elecciones se busca impulsar líneas traccionadas por bancos públicos que incentiven la producción”, señaló. Pero, por otro lado, planteó que la sequía actúa provocando la caída de la actividad. El economista sostuvo, además, que actualmente “son más las empresas que esperan a que se defina el escenario electoral que las que prevén ampliar su actividad”. En ese sentido, Chouza dijo que “es dudoso” que las líneas subsidiadas que pueda lanzar el Gobierno más adelante, se supone entre agosto y septiembre, “puedan mover el amperímetro” de la economía.
En relación al consumo, el uso de tarjetas de crédito ha ido cayendo este año. En marzo “el crecimiento interanual, llegó al 81,8%, y tampoco alcanzó los niveles de la inflación estimada del año, arrojando en consecuencia una baja de la cartera en términos reales”, señala en un informe reciente The First Capital Group. Es por ello que en el mercado se espera que trate de recuperar el financiamiento a través de los plásticos.
En tanto, recientemente el Ministerio de Economía anunció una ampliación del programa Crédito Argentino (CreAr) hasta los $800.000 millones para ofrecer créditos a tasas subsidiadas a micro y pequeñas empresas, con dinero proveniente del Fondo Nacional para el Desarrollo Productivo (FONDEP). Pero en este caso, el gasto está incluido en las partidas normales del presupuesto.
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