El presidente de Brasil, Lula Da Silva, finalmente visitó a Cristina Kirchner en su lugar de detención el pasado jueves. Pero el encuentro sólo pudo ser posible porque la defensa de la exmandataria debió cursar un pedido de permiso especial ante el tribunal de ejecución. El régimen de visitas que le impuso el Poder Judicial a Cristina Kirchner es restrictivo. Debió presentar una lista con los nombres de sus familiares más cercanos, su equipo de salud, custodias y abogados. Por fuera de esa nómina, quien quiera reunirse con ella debe pedir una autorización especial.
La defensa de Cristina apeló esta disposición. Alega que es infrecuente en cualquier otro condenado, incluso en el caso de los presos por delitos de lesa humanidad. Para la fiscalía, en tanto, es insuficiente la prisión domiciliaria e insiste con que a la expresidenta se la envíe a una cárcel común.
La tobillera electrónica es otro de los puntos de controversia. Los abogados de Cristina, Carlos Beraldi y Ary Llernovoy, aseguran que es absolutamente innecesaria, ya que hay custodia permanente en San José 1111. Para los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola el dispositivo debe permanecer colocado.
Cámara de Casación. Los jueces de la Sala IV, Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Diego Barroetaveña, negaron en las últimas horas un pedido de los fiscales para reprogramarla y este lunes 7 de julio a las 12 del mediodía escucharán los argumentos de ambas partes.
