Con la presencia de más de 10.000 fieles, el santuario de la Virgen del Cerro, en Salta, se llenó de emoción y devoción. Peregrinos de diversas provincias compartieron sus testimonios de fe, realizando pedidos de salud, protección y agradecimiento, en una celebración marcada por la unidad, la esperanza y el fervor religioso.
La devoción a la Virgen del Cerro comenzó en 1990, cuando María Livia aseguró haber recibido en su hogar la primera aparición de la Virgen. A partir de ese momento, inició un camino espiritual que, con los años, se transformó en una de las manifestaciones de fe más importantes de Salta.
En el año 2000 se inauguró el Santuario, cumpliendo —según la tradición— el deseo de la Virgen, y convirtiéndose en un punto de peregrinación para fieles de todo el país y del exterior.
Antes de la pandemia, miles de devotos llegaban desde Tucumán, Jujuy, Córdoba y también desde Uruguay, Paraguay y Bolivia. Hoy, aunque la presencia internacional es menor, la participación de salteños creció notablemente, sumándose también visitantes de distintas provincias.
Una particularidad de esta devoción es que la gruta permanece abierta todo el año, de 8 a 18, permitiendo que los fieles visiten el Santuario cualquier día, algo único entre las celebraciones marianas del país.


