Como cada 7 de agosto, fieles de toda la ciudad se acercan para celebrar el día de San Cayetano, patrono del pan, el trabajo y la providencia. En un contexto desafiante, la devoción al santo cobra un significado aún más profundo.
“Me encontré con una fe muy viva, que todavía se palpa”, expresó uno de los sacerdotes a la prensa.
Señaló que durante los primeros días de la novena se vivieron jornadas intensas, con fieles buscando confesarse, participar de la eucaristía y renovar la esperanza.
“Sabemos que somos pocos los sacerdotes, pero en estas celebraciones tan grandes tratamos de unir fuerzas”, agregó.
En cada oración, pedido y gesto solidario, se refleja la fe de un pueblo que, aún en la dificultad, no deja de creer.