En un mundo cada vez más conectado, la seguridad de los menores en línea se ha convertido en una prioridad urgente, especialmente en un contexto en el que los ciberdelincuentes están enfocando su atención en esta población cada vez más vulnerable al robo de identidad infantil, que solamente en Estados Unidos dejó casi un millón de niños víctimas de este delito en 2022.
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Esta información personal se ha convertido en un objeto de deseo para los ciberdelincuentes, debido a que puede ser utilizada para abrir cuentas bancarias, solicitar préstamos y beneficios, o acumular deudas porque los menores no tienen calificaciones crediticias negativas y es menos probable que revisen sus cuentas bancarias con regularidad, lo que facilita que las estafas pasen desapercibidas durante años.
Y para que los padres y familiares responsables eviten que esto ocurra, ESET, una firma líder en seguridad informática, hace las siguientes 5 recomendaciones clave:
- Control de la información en redes sociales: Evitar compartir en exceso información sobre los menores en las redes sociales. Las fechas de nacimiento, lugares de estudio y detalles personales pueden ser utilizados en estafas diseñadas para obtener más información.
- Monitoreo constante: Mantener un seguimiento de la actividad en las cuentas de los niños, especialmente en actividades bancarias y telefónicas, para detectar cualquier movimiento inusual que pueda indicar un robo de identidad.
- Mantener dispositivos actualizados: Asegurarse de que todos los dispositivos domésticos estén actualizados con los últimos parches de seguridad y software antimalware para prevenir ataques.
- Educación digital: Explicar a los niños los peligros de compartir en exceso en las redes sociales y cómo identificar ataques de phishing o intentos de robo de identidad.
- Limitar suscripciones: Limitar la cantidad de cuentas y servicios a los que los menores se inscriben y usar datos de adultos en su lugar cuando sea necesario.
Los métodos para obtener estos datos
Las estrategias empleadas por los ciberdelincuentes para obtener estos datos son similares a las utilizadas para comprometer la información de los adultos:
- Phishing por correo electrónico, redes sociales o incluso mensajes de texto: Las personas son atraídas a hacer clic en enlaces maliciosos, potencialmente instalando malware que roba información, en muchos casos engañadas por sorteos o premios falsos para entreguen sus datos personales.
- Infracciones de terceros: Aproximadamente 7 millones de niños estadounidenses tuvieron su información personal expuesta y potencialmente comprometida a través de una violación de datos el año pasado.
- Adquisición de cuentas: los juegos, las redes sociales e incluso las cuentas de aprendizaje en línea pueden ser valiosos tesoros de información de identidad.
- Compartir en exceso en las redes sociales: Los padres pueden ser tan culpables como sus hijos/as de compartir demasiada información personal en redes.
- Miembros de la familia: El fraude familiar es sorprendentemente común y aproximadamente el 67% de los hogares que experimentan fraude de identidad infantil, la víctima conocía personalmente al perpetrador. El acceso cercano a documentos confidenciales brinda a estos miembros de la familia la oportunidad perfecta, y la suposición de inocencia significa que el fraude puede pasar desapercibido durante años.
“Sharenting” agrega un nuevo nivel de complejidad a la ecuación
Además de estas medidas preventivas, es crucial saber identificar señales de advertencia de intentos de fraude, como es el caso de facturas inusuales o solicitudes de cuentas bancarias rechazadas para los niños, que son indicios preocupantes a los que se debe prestar atención.
Y en caso de que se sospeche un robo de datos, actuar de manera rápida es esencial. Informar a la policía, notificar a las organizaciones involucradas y obtener informes crediticios donde se haya utilizado la información del menor para abrir una cuenta fraudulenta y solicitar el cierre y la confirmación por escrito que aclare que no es responsable; son pasos vitales.
En última instancia, es muy importante resaltar que la seguridad de los niños en línea es una responsabilidad compartida entre padres y cuidadores. Esto es especialmente relevante en en medio de las consecuencias imprevistas y complejas que ha traído consigo el fenómeno del “sharenting” -anglicismo que proviene de share (compartir) y parenting (paternidad)- que consiste en documentar las primeras sonrisas, palabras y pasos de los más pequeños en redes sociales.
Acción que en principio parece inofensiva pero que termina convirtiéndose en las primeras huellas digitales de los menores en Internet. Es por ello que la educación y la reflexión previa de los adultos son clave para preservar la privacidad y el bienestar de esta población en un mundo digital en constante evolución y cuyo alcance muchas veces desconocemos.