Hace pocas semanas Twitch comenzó a probar la función denominada “Boost Train” (algo así como “tren de recomendaciones”) ideada para promocionar retransmisiones al inicio de la plataforma. A poco de aquel primer despliegue, Amazon, el dueño del servicio, debió frenar la prueba. ¿La razón? La portada se llenó de pornografía.
La opción había debutado en exclusivo para el mercado estadounidense. En la práctica, permitía realizar un pago para dar visibilidad a streams grabados. Amén de la monetización, con la función Twitch procuró que los propios usuarios y espectadores consigan destacar contenido en forma orgánica.
Pero la “inteligencia colectiva” no fue tal. La cancelación se dio a conocer tras una oleada de publicaciones con contenido pornográfico en las páginas de inicio, que además incluyeron la etiqueta “promocionado por la comunidad del streamer”. En la sección “canales que podrían gustarte” muchos usuarios de Twitch encontraron miniaturas que llevaban a transmisiones subidas de tono.
En otras plataformas online como Reddit y Twitter se acumularon las quejas por la proliferación en Twitch de contenido NSFW, siglas en inglés que refieren a aquellos que no resultan adecuados para ver en el trabajo. Además, los reportes no tuvieron únicamente un carácter puritano: muchos reclamaron por el hecho de que la popularidad de algunos twitcheros se vio opacada por aquellos canales que consiguieron protagonismo gracias al pago para aparecer entre los destacados.
Reportes posteriores a la cancelación de la prueba en Twitch especulan con la posibilidad de que detrás del aluvión de recomendaciones porno haya existido una campaña de trolls.
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