La decisión del régimen chino de pasar de una política extremadamente restrictiva, llamada “COVID cero”, a flexibilizar casi totalmente sus medidas para controlar el coronavirus desató una ola de contagios en el país asiático y generó una fuerte preocupación que trascendió las fronteras.
Estados Unidos, Italia, Francia, el Reino Unido ya anunciaron medidas especialmente vinculadas al ingreso de viajeros. La Comisión Europea tiene previsto además reunirse en las próximas horas para evaluar posibles medidas con un enfoque coordinado.
Mientras tanto, la Argentina, que fue uno de los países donde el tráfico aéreo estuvo totalmente cerrado durante meses en el inicio de la pandemia, por ahora no tiene previsto aplicar restricciones. “No estamos evaluando nuevas medidas ni tenemos estipulado hacerlo en los próximos días”, informaron fuentes oficiales del Ministerio de Salud consultadas por Infobae.
Cuando la irrupción del virus SARS-CoV-2 sorprendió al mundo, nuestro país cerró el tráfico aéreo por seis meses y recién en octubre de 2020 se fueron habilitando vuelos de forma paulatina con el requisito de presentar test de COVID-19 negativo. Esa medida, se mantuvo hasta enero de este año.
Por eso, para evitar la transmisión y circulación del virus, una de las medidas efectivas que podrían implementarse en nuestro país pero que por el momento las autoridades sanitarias no evalúan, es una herramienta sanitaria de sencilla aplicación: la exigencia de pruebas negativas de COVID-19 a todos los viajeros que ingresen al país de vuelos proveniente de China.
“Las medidas que se están tomando en el mundo a los viajeros de China ocurren porque China no está notificando todos los casos y las cifras que se difunden no son creíbles”, dijo el médico infectólogo Ricardo Teijeiro.
“Si Estados Unidos, Francia, e Italia están tomando medidas, sería muy bueno que Argentina también lo haga, independientemente de reforzar la vacunación, son dos cosas distintas. De todas maneras sería conveniente saber si los viajeros de China ingresan con COVID-19 y qué tipo de cepa, para ver si no hay una nueva mutación que esté circulando allá”, completó el especialista del Hospital Pirovano.
Esa fue la primera medida anunciada por las autoridades de los Estados Unidos, el primer país de América en establecer regulaciones frente al aumento de casos en el gigante asiático: a partir del 5 de enero, el país norteamericano requerirá test de COVID-19 a todos los viajeros aéreos que arriben desde China, alegando que Beijing no comparte suficiente información sobre el aumento de casos de coronavirus allí, según anunció un funcionario de la salud federal local este miércoles.
China fue el país donde se detectó por primera vez el COVID-19, cuando se informaron los primeros casos de un nuevo tipo de infección desconocido hasta ese momento en personas que tenían un punto en común: el mercado de Wuhan, donde se comercializaban animales vivos. Hasta el momento, el país asiático ha confirmado oficialmente 4,4 millones de casos y 16.764 muertes. En los últimos 28 días se reportaron 815.995 casos y 787 muertes relacionadas con la enfermedad. Sin embargo, la comunidad internacional sospecha que hay un subregistro de contagios, por lo que las cifras serían mucho mayores.
Después de casi tres años de férreos controles a la población, China decidió dejar atrás su política de “COVID cero”, en los últimos días las autoridades migratorias confirma que los residentes chinos podrán volver a disfrutar del turismo internacional de “manera ordenada” a partir de 2023 al aceptarse y aprobarse la tramitación de nuevos pasaportes para los ciudadanos del país. Además, los residentes de China continental podrán beneficiarse nuevamente del procesamiento de visados para visitar Hong Kong por turismo y negocios.
En ese marco, naciones de todo el mundo están implementando o considerando medidas para someter a pruebas o restringir el ingreso de viajeros procedentes de China, a medida que el país de 1.400 millones de habitantes se prepara para reabrir sus fronteras a principios de enero.
En Italia, las autoridades restablecieron la obligatoriedad de pruebas PCR a todos los pasajeros que ingresen desde el país asiático. El Ministerio de Sanidad italiano alertó que en algunos aeropuertos del país, casi la mitad de los viajeros que llegaron en vuelos desde China dieron positivo de COVID-19. Además, la Unión Europea integrada por 27 naciones, mantendrá hoy una reunión de su Comité de Seguridad Sanitaria para evaluar “posibles medidas para un enfoque coordinado” con respecto a la nueva crisis de coronavirus en China.
En los vecinos asiáticos de China, la preocupación es similar. A principios de esta semana, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, dijo que existen “grandes discrepancias” en la información procedente del país, lo que alimenta la creciente preocupación. Japón exigirá resultados negativos en la prueba del covid-19 a su llegada a los visitantes que hayan estado en China continental en un periodo de siete días, mientras que los que den positivo tendrán que permanecer en cuarentena durante una semana.
Malasia también ha impuesto nuevas medidas de seguimiento y vigilancia, mientras que India comenzó hace una semana a someter a pruebas aleatorias a cerca del 2% de los pasajeros procedentes de otros países en todos los aeropuertos internacionales para minimizar el riesgo de que cualquier nueva variante entre en el país. Taiwán empezará a realizar pruebas a aquellos que llegan desde China continental, ya que prevé la visita de decenas de miles de personas con motivo del Año Nuevo chino a finales de enero.
Hong Kong, que tiene previsto reabrir sus fronteras con China antes de mediados de enero, está relajando sus normas de entrada, anunciando un amplio conjunto de cambios que eliminarán los límites a las reuniones públicas, así como la prueba de vacunación para entrar en algunos lugares, y ya no exigirá a los viajeros entrantes que se sometan a dos pruebas PCR tras su llegada.
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