Raquel “Kelly” Olmos, tuvo su primera reunión con el equipo de la cartera laboral de su actual titular, Claudio Moroni, como paso previo a una gestión que arrancará formalmente este jueves con su asunción y que no tendrá entre sus prioridades, al menos en los pasos iniciales, un aumento de suma fija para los trabajadores del sector privado como alienta el sector kirchnerista del Gobierno. Así lo dio a entender la funcionaria que, de todos modos, se declaró cultora de la heterodoxia a la hora de instrumentar políticas para el sostén del nivel de empleo y del poder adquisitivo de los salarios.
La dirigente del peronismo porteño con vasta experiencia política pero escaso roce con los resortes del sindicalismo se presentó ayer en el piso 18 de Trabajo ante los secretarios y subsecretarios y dos directoras de la repartición. Aunque no les dio garantías de continuidad este diario pudo saber que Olmos prevé arrancar su gestión con el mismo equipo que acompañó a Moroni desde 2019. Otra muestra de vocación de seguidismo en el abordaje de la política laboral.
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Aunque en sus primeras entrevistas se cuidó de no adelantar cuál será el tono de su gestión, para la actual vicepresidenta del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) la herramienta fundamental para el cuidado del poder adquisitivo serán las paritarias. Se trata de la misma prédica que mantuvo Moroni a lo largo de toda su gestión en línea con el planteo mayoritario de la CGT.
Esa premisa chocó con los planteos de Cristina de Kirchner, La Cámpora y los sectores sindicales afines a la vicepresidenta, que alentaron en varias oportunidades la implementación de sumas fijas sobre los salarios de los trabajadores del sector privado como auxilio frente a la escalada inflacionaria. Para Olmos, ese tipo de asistencias como las que impulsa el kirchnerismo pueden ser de más rápida aplicación para sectores informales como sucedió con el IFE.
La presunción en la cima de la CGT es que la futura ministra no será partidaria de las sumas fijas por decreto. Para los “gordos” de los grandes gremios de servicios impulsar un remedio de esas características provocaría un desajuste generalizado en las paritarias en momentos en que la inmensa mayoría de ellas están abiertas en proceso de revisión. Por caso, Camioneros reanudará hoy sus debates con las cámaras de transportistas de cargas, Sanidad revisará sus escalas salariales este mes y la Unión Obrera Metalúrgica prevé una tercera escala de su acuerdo anual, situado por ahora en un aumento del 65 por ciento. Y así con el grueso de los sindicatos.
A diferencia de los “gordos”, el espacio que lidera Pablo Moyano como cotitular de la CGT insiste en la necesidad de una medida general de protección a los salarios por parte del Gobierno. Aunque ese sector tuvo una primera acogida favorable a su propuesta de parte del ministro de Economía, Sergio Massa, la alternativa rápidamente quedó congelada por la oposición mayoritaria en la central obrera. Ayer mismo el camionero le dio una fría bienvenida a la próxima ministra: “ella se proclamó menemista y nosotros enfrentamos al menemismo; esperemos que haya cambiado”.
En lo que coincidieron todos los sectores sindicales es que no fueron consultados por Alberto Fernández para el nombramiento. Olmos no se encontraba en el radar de ninguno de ellos y para varios dirigentes esa es su mayor virtud en la consideración presidencial: “Kelly no es de nadie”, explicó un referente de la CTA. En tanto que otro de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) sostuvo que encumbrar a una desconocida en un cargo estratégico “es la forma del Presidente de decir que él va a ser el ministro de Trabajo”.
Olmos se reunió por la tarde con sus futuros subordinados. Les transmitió su experiencia política y se mostró preocupada por el panorama económico para los trabajadores en un contexto de alta inflación aunque evidenció desconocer los resortes de la política laboral desplegada por Trabajo. En la previa al encuentro había dado a entender que mantendría en sus cargos a la gran mayoría de los funcionarios. En CGT creen que la única certeza de arribo del entorno más próximo de la dirigente será Javier Mouriño, exfuncionario de Carlos Menem, exsecretario general de la gobernación bonaerense a de Daniel Scioli y exdirector del Banco Provincia. Mouriño en la actualidad dirige el Instituto de Formación y Actualización Política (IFAP) bajo el ala de Olmos en la estructura del PJ.
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