La Ley de Etiquetado Frontal, sancionada por la Cámara de Diputados el 26 de octubre de 2021, promete marcar un antes y un después en el derecho a la salud y a la información de los consumidores en nuestro país.
La llegada de los "octógonos negros", los sellos que se imprimirán en los envases de los productos alimenticios para advertir sobre niveles excesivos de azúcares, sodio, grasas saturadas y totales y calorías, puede contribuir -como se comprobó en otros países de la región- en el desarrollo de hábitos de consumo más sanos y en una alimentación de calidad para niños y niñas.
Sin embargo, desde la sociedad civil advierten que hay "preocupación" por el proceso que lleva adelante el Ministerio de Salud de la Nación para reglamentar la ley, que ya debería estar "en la calle", y reclaman más participación.
Asimismo, en el sector sostienen que la industria de alimentos ejerce "presiones" sobre Gobierno nacional para flexibilizar el perfil de nutrientes, el cual determina los valores máximos a los que deben adecuarse los productos, es decir, los parámetros que definen si un producto debe o no llevar sellos.
La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable (27.642), más conocida como Ley de Etiquetado Frontal, tiene tres objetivos:
- Garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas, para promover la toma de decisiones asertivas y activas, y resguardar los derechos de las consumidoras y los consumidores.
- Advertir a los consumidoras y consumidores sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías, a partir de información clara, oportuna y veraz en atención a los artículos 4° y 5° de la ley 24.240, de Defensa al Consumidor.
- Promover la prevención de la malnutrición en la población y la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles.
- Nacionales