Se presentaba como una eminencia en tratamientos para niños con dificultades de neurodesarrollo, parálisis cerebral y retraso psicomotor, pero lo detuvieron por estafar a sus padres. Un cubano de 49 años, conocido como Ronald Mora, está acusado de utilizar terapias inventadas por sí mismo y enfrenta un juicio por ejercicio ilegal de la medicina. Durante muchos años se desempeñó en Salta con una fundación; actualmente tenía un consultorio en Punta Lara, otro en Castelar y se promocionaba a través de las redes sociales, donde contaba con decenas de miles de seguidores.
El hombre fue arrestado junto a su mujer, de 34 años, tras un allanamiento a cargo de agentes federales del Departamento Inteligencia contra el Crimen Organizado de la Policía Federal en un domicilio ubicado en el partido de Ensenada, donde funcionaba una de sus sedes de atención a pacientes. También los recibía en la “Fundación Caminemos & Ronald Mora”, situada en el partido de Morón.
La investigación surgió a partir de una serie de denuncias de parte de los padres de los nenes que acudían a las consultas. El acusado había iniciado sus actividades en Salta. Más tarde, luego de recibir varias demandas en su contra, se mudó a la provincia de Buenos Aires.
De acuerdo con la acusación, Mora montó consultorios donde estafaba a sus pacientes, a quienes hacía pagar sus terapias en dólares o con alquileres de lujosas casas en barrios privados que eran habitadas por él mismo y su familia.
En las redes sociales, su plataforma de cabecera era TikTok, donde suma 31.600 seguidores y 371.900 visualizaciones. “Llegó la Alta Complejidad Neurológica y Neurodesarrollo infantil de Cuba a Punta Lara”, promocionaba a través de su canal. También difundía sus terapias en Instagram y Facebook, y era habitual que le dejaran comentarios elogiosos.
Mora además subía videos a YouTube, donde exhibía casos de niños que supuestamente habían experimentado mejoras gracias a sus terapias. “¿Sabías que padece parálisis cerebral? Vamos tan bien que nada se nota”, dice una de las publicaciones. “Veo esperanzas para los niños por todos lados”, alienta otra.
También solía a recurrir al recurso del “antes y ahora”: primero mostraba a niños con gestos dolientes y apagados, y luego los exhibía vistosos y sonrientes. Aseguraba que el cambio se debía a sus tratamientos.
Como parte de su estrategia de captación de pacientes, Mora solía destacar su origen cubano e invitaba a los padres a enviarle videos para realizar una “evaluación solidaria” de las patologías de sus hijos. Luego hablaba sonriente a cámara: “Buenos días, mamás. Acabo de recibir los videos para saber de qué tratan las enfermedades de sus hijos, y para que ustedes puedan entender mejor también”. Sus publicaciones se llenaban de comentarios de gente que lo felicitaba y le pedía información para acceder a los tratamientos.
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