Los principales referentes de la coalición opositora se encontrarán este martes en la Ciudad de Buenos Aires. Buscan una muestra de unidad frente a la interna oficialista y descartan abrir un diálogo con el Ejecutivo.
“Prudencia, prudencia y prudencia”: la crisis política que atraviesa el Gobierno, en un clima de inestabilidad económica, es seguida con preocupación en la oposición. El martes, Juntos por el Cambio volverá a reunir a su Mesa Nacional. En un equilibrio delicado, la coalición busca una postura firme, pero evitar darle argumentos al oficialismo y a sus acusaciones de “golpismo”. El diagnostico opositor, sin embargo, es alarmante: Alberto Fernández ya no gobierna.
La reunión será presencial y amplia. Participarán los cuatro presidentes de los partidos que componen JxC: Patricia Bullrich (PRO); Gerardo Morales (UCR); Miguel Pichetto (Encuentro Republicano Federal) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). Se espera la presencia de los jefes parlamentarios, del mandatario porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y del expresidente Mauricio Macri, que regresará el lunes al país tras su viaje a Suiza y Francia.
En la sede del PRO, en la Ciudad de Buenos Aires, los referentes opositores buscarán dar una muestra de unidad en contraste a la disgregación oficialista; continuarán con el análisis del programa de Gobierno consensuado para el 2023, que elaboran las cuatro fundaciones partidarias, y discutirán la elaboración de listas únicas en provincias en las que no existen las PASO, algunas de las cuales comenzarán a tener elecciones a inicios del año que viene.
Desde la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía y la nueva crisis política que abrió en el Gobierno, Juntos por el Cambio emitió dos comunicados. El domingo pasado, Bullrich, Pichetto, Morales y Ferraro compartieron un Zoom. El mensaje fue similar en ambos casos: un reclamo de responsabilidad al Gobierno, un llamado a terminar con sus luchas internas y un intento por dejar en claro que el problema, y su solución, es responsabilidad exclusiva del oficialismo.
En Juntos por el Cambio existe un diagnóstico compartido: el quiebre del Frente de Todos es irreversible, Alberto Fernández ya no gobierna (como lo expresó claramente Elisa Carrió), la situación política y económica es delicada, rayana a lo insostenible, y los candidatos de la coalición deben limitar las señales de “campaña” anticipada.
De hecho, en las últimas semanas, los presidenciables redujeron los niveles de enfrentamiento interno, aunque no frenaron sus recorridas y el trabajo en sus armados políticos.
“Tuvimos hasta ahora una conducta totalmente institucional y lo hemos demostrado. No vamos a entrar en el juego del oficialismo sobre si empujamos o no empujamos, nosotros tenemos que mostrar que estamos unidos y contar muy claramente cómo vamos a resolver los problemas”, señalaban en el ala dura PRO.
“Mucha cautela y responsabilidad por la fragilidad institucional”, plantean en el larretismo.