Envalentonado por la voluminosa convocatoria que hubo en el salón Felipe Vallese de la CGT y que contrastó con la baja expectativa en los días previos, el presidente Alberto Fernández se despachó con un mensaje cargado y muy directo en respuesta a Cristina Kirchner, que le había pedido “usar la lapicera”; lanzó datos económicos para defender su gestión; y hasta esbozó una comparación entre su persona y Juan Domingo Perón. El contenido encendido de sus palabras aumentó las expectativas en torno al acto que encabezará mañana la vicepresidenta en Ensenada -también- por el 48 aniversario de la muerte del General, donde se espera una nueva lluvia de críticas.
El acto se inició pasadas las 18.15, más de una hora tarde de lo previsto, como acostumbra el Presidente. Tuvo lugar en un salón musicalizado desde afuera por los estruendos de los bombos que golpeaban los escasos 200 militantes de la UOCRA, el Partido del Trabajo y la Equidad (Parte) y el gremio de Alimentación, que se habían concentrado en la esquina de Azopardo y Estados Unidos, a pesar de la lluvia, para sumar algo de marco litúrgico al acto que se realizó, puertas adentro, con unos 350 dirigentes.
Alberto Fernández reunió durante menos de media hora, en un salón aparte, a 50 de ellos, los más importantes, afines y disidentes. Entre ellos, ministros, gobernadores, intendentes, líderes sindicales y de movimientos sociales. Aunque sin Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, tercer miembro fundador del Frente de Todos, que viene presionando, junto a Cristina Kirchner, para hacerse cargo del área económica del Gobierno. En su entorno dijeron que tenía una actividad en Malvinas Argentinas, que había comenzado al mediodía.
El mensaje que les dio a la dirigencia, según pudo reconstruir Infobae, fue de agradecimiento, y no tuvo contenido político de peso. “Eramos muchos, no había espacio para la rosca”, justificó uno de ellos. El discurso que brindó el primer mandatario después fue más contundente, y sorprendió a varios que esperaban otro pedido de unidad. Tras cantar la marcha peronismo en conjunto, el Presidente se tomó varios minutos para realizar, en tono calmo, un raconto histórico sobre el recorrido político de Perón frente al único micrófono del escritorio que compartió sobre el escenario con Daer y Acuña. Después de unos minutos, tomó impulso y elevó la modulación, al referirse a la época “hervíbora” del General.
Fernández dijo: “El poder no pasa por ver quién tiene la lapicera, sino quién tiene la posibilidad de convencer al otro de llevar a cabo una tarea. Perón nunca necesitó una lapicera. Tenemos que recordar esas enseñanzas, porque los valores de los que nos hablaba Perón son los que tenemos nosotros, más allá de las diferencias coyunturales. Lo mismo que dije el 10 de diciembre de 2019, primero los últimos, primero la gente, lo podría haber dicho Perón”, comparó.
Más adelante, volvió a la carga en la misma línea contestataria, al contrastar su estilo y el de la vicepresidenta. “No doy grandes actos, ni grandes discursos. Pero la Argentina creció más del 10 por ciento; generamos más de un millón doscientos mil empleos formales...”, dijo, y siguió con una lista detalladas de logros de gestión, en especial de índole económica.
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