Alberto Fernández partió anche a Munich para participar del G7, el foro global liderado por Estados Unidos que reúne a las economías más poderosas de Occidente. El presidente viaja condicionado por la situación económica y la tensión interna causada por sus diferencias políticas con Cristina Fernández de Kirchner.
Alberto Fernández aprovechará la cumbre multilateral para describir las graves consecuencias de la guerra de Ucrania en América Latina, pero la presencia de Sergio Massa en la delegación oficial confirma que durante la gira oficial no sólo se tratarán asuntos vinculados al orden internacional.
El jefe de Estado vuela a Alemania junto a Santiago Cafiero (canciller), Gabriela Cerruti (portavoz presidencial), Vilma Ibarra (secretaria Legal y Técnica), Julio Vitobello (secretario General de la Presidencia), Gustavo Beliz (secretario de Asuntos Estratégicos), Jorge Arguello (embajador en Estados Unidos) y Massa.
La comitiva oficial se aloja en el hotel Bayerischer Hof de Munich y allí Alberto Fernández iniciará este domingo su agenda con Narendra Modi, primer ministro de la India. Se trata de un encuentro bilateral clave para la agenda comercial que el presidente propone en tiempos de guerra.
La India necesita preservar su seguridad alimentaria -condicionada ahora por el conflicto entre Rusia y Ucrania-, y Argentina puede cumplir con creces ese rol de proveedor de alimentos a un país que tiene una población cercana a 1.380 millones de personas.
Horas más tarde, Alberto Fernández será recibido por Markus Soder, ministro presidente de Baviera, en el Teatro Cuvilliéz de Munich Residenz. En este escenario histórico, Soder ofrecerá un espectáculo en honor de los países invitados al G7 y los Organismos Internacionales, y a continuación se servirá una cena oficial.
Durante este viaje, el jefe de Estado no podrá escapar al destino de sus antecesores. Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri -por citar casos paradigmáticos-, viajaron a reuniones bilaterales, foros regionales y encuentros multilaterales jaqueados por una situación social y económica que opacaban las razones geopolíticas de la salida al exterior.
Alberto Fernández pretende convertir a América Latina en el principal proveedor de alimentos e hidrocarburos a nivel global, apalancado en la guerra ilegal que Rusia libra contra Ucrania. Este conflicto complicó la seguridad alimentaria y la disposición de gas en Europa, y el Presidente reiterará en el G7 que la región puede suplir la venta de los comodities que se negociaban todos los días en Moscú y Kiev.
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