Los tironeos de los gobernadores con Javier Milei por el Presupuesto 2025 configuraron un nuevo escenario de tensión entre la Casa Rosada y las provincias. Lo curioso es que, más allá de los intereses contrapuestos, ambas partes tienen intención de que la ley se apruebe en el Congreso. Por eso, que el oficialismo admitiera que está dispuesto a convocar a sesiones extraordinarias fue visto por los distritos como un guiño, ya que se extendería el plazo para negociar.Por más que en las filas libertarias relativicen la necesidad de contar con su propia hoja de ruta, Milei y su crew no ignoran la importancia de tener reglas del juego claras, tanto para los mercados como para los organismos internacionales, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la cabeza. A la vez, padecer un revés en el parlamento en un tema sensible, donde la mayoría de la dirigencia política se muestra dispuesta a colaborar, no sería una buena señal hacia el exterior.Del otro lado de la arena, los jefes provinciales necesitan precisiones. En medio del duro ajuste, debieron apelar a recursos propios para morigerar el paso de la motosierra en ítems centrales como la obra pública, el transporte y diversas cajas autóctonas. Por ese motivo, el año entrante se anticipa austero. En este punto vuelven a coincidir tanto los violetas como los mandatarios de Juntos por el Cambio (JxC), los provincialistas y los peronistas díscolos, principales puntales del Gobierno tierra adentro.
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