La exposición contó con la presencia de otros cuatros juristas: León Arslanián, Diego Duquelsky Gómez, María Laura Garrigós de Rébori y René Casas. Aunque todas las luces se las llevó Zaffaroni, que integró el máximo tribunal supremo por 11 años.
El exministro centró su discurso en el funcionamiento del sistema con el que se rigen el estudio de los casos en la Corte: “Diecisiete mil firmas es una cada media hora sin dormir ni sábados y domingos. A mí me traían pilas de carpetitas con papelitos adentro, diciendo esto es 280. No es un problema de tiempo solamente sino de conocimiento”.
Además, se refirió a las facultades de los jueces ante causas que exceden las facultades y admitió que tuvo que firmar sentencias de materias que no conocía: "Uno se rodea de la mejor gente que pueda, pero no es uno el que está haciendo la sentencia. Esas carpetitas circulan, se firman en serie, se pasa al pleno y se va firmando en círculo. Cuando se termina se pregunta: `¿Hemos firmado algo trascendente hoy porque nos van a preguntar los periodistas?`. Así trabaja la Corte y ese es el problema”.
En relación al número de los integrantes de la Corte, Zaffaroni reafirmó sus posturas previas al marcar la existencia de "un problema republicano” por “concentrar en tres personas” las decisiones del máximo tribunal de Justicia del país y remarcó que “la concentración de poder es problemática”. También remarcó que “la gran mayoría de los miembros ha sido de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires”.
Por su parte, el ex ministro de Justicia y Derechos Humanos, León Arslanián, expresó que “los temas vinculados con la Corte tienen complejidad” en todos sus aspectos, pero dejó en claro que su postura es positiva en torno al aumento del número de jueces: “El grueso de los expedientes que se resuelven en la Corte se resuelve en el 280, en una plancha. Soy contrario al número de 5 que tiene. Estoy a favor de un aumento del número de los ministros de la Corte”.
Arslanián aspira a que el número a uno “no inferior a diez con tres salas de tres y un presidente cuyo mandato debe modificarse por año” por entender que “por debajo de ese número no es posible dictar justicia como corresponde” y juzgó que “la división en salas es absolutamente pertinente”.
Diego Duquelsky Gómez, profesor de filosofía del Derecho, también argumentó en torno a la ampliación “para poder así “garantizar la pluralidad de visiones, la composición de género y los derechos fundamentales”.
La interventora del Servicio Penitenciario Federal, María Laura Garrigós de Rébori, puntalizó en que “se debe tener paridad de género en el tribunal”, abogó para que “periódicamente, en 7 o 5 años, los jueces rindan cuenta de su gestión, de cuánto recibieron y cuánto sacaron, hablando del flujo de causas”.
También criticó el sistema de selección y coincidió con sus colegas al afirmar que “esta es la oportunidad: aumenten la Corte, denle paridad, armen una Corte con salas de las diferentes materias”.
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