En un escenario político cada vez más tensionado, los piqueteros y sindicatos intensificaron su lucha contra el Gobierno, planteando desafíos significativos para la Casa Rosada. En un contundente acto de unidad y movilización, los piqueteros salieron a las calles, demostrando su capacidad de organización y determinación. Esto no solo representa un desafío para las figuras clave del gobierno, como Patricia Bullrich, sino que también reflejó un cambio en el panorama político actual.
Mientras el Gobierno sostuvo que regularizaba la situación de los comedores, con la asignación de transferencias de partidas a miles de ellos, la realidad parece ser más compleja. Si bien se incrementó el monto de la tarjeta alimentar y se anunciaron medidas para mejorar la situación, como la duplicación del monto asignado, la demanda de los piqueteros persistió. A pesar de los esfuerzos del Gobierno por abordar la crisis alimentaria, los reclamos de entrega de alimentos siguieron en pie, lo que plantea interrogantes sobre el verdadero alcance de las medidas implementadas.
El Gobierno insiste en que ya está regularizando la situación de los comedores, porque de 45.000 comedores, ya regularizó la asignación de transferencia de partidas a 9.000 comedores. Hasta ahora le estaba dando alimentos secos, ahora en cambio empieza a hacerle transferencia de dinero a cambio de una auditoría sobre cada comedor. Y también duplicó el monto de la tarjeta alimentar: en diciembre era de $22.000 por persona, por beneficiario, y ahora pasó a ser de $44.000. Hay 3.800.000 personas que reciben $44.000 pesos de tarjeta alimentar. A pesar de eso, Belliboni y el resto de las organizaciones piqueteras insistieron en reclamar entrega de alimentos.
La reciente movilización de los piqueteros también suscitó preguntas sobre su posible trasfondo político. La creciente colaboración entre organizaciones piqueteras, tanto kirchneristas como no kirchneristas, y su acercamiento al kirchnerismo en las últimas semanas sugirieron una agenda política más amplia detrás de estas acciones. ¿Estaban buscando los piqueteros no solo soluciones inmediatas, sino también influencia política a través de su movilización?
Por otro lado, los sindicatos también intensificaron sus demandas. CTERA, en particular, decidió redoblar su apuesta al adelantar un día su paro, exigiendo la restauración del Fondo de Incentivo Docente. Esta acción fue más allá de un simple reclamo salarial, ya que implicó un desafío directo al Gobierno respecto a decisiones específicas de política educativa. El recrudecimiento de estas posturas por parte de los sindicatos indicó una creciente confrontación entre los trabajadores y el gobierno.
En este contexto, la Confederación General del Trabajo (CGT) también se encontró en una posición crucial. Su postura y acciones pudieron influir significativamente en el equilibrio de poder entre el Gobierno y los trabajadores. La presión ejercida por las organizaciones sociales y sindicatos planteó un desafío cada vez más serio para el gobierno de Javier Milei, que debía abordar no solo las demandas inmediatas, sino también las preocupaciones subyacentes y las tensiones políticas en juego.
La intensificación de las protestas y reclamos de los piqueteros y sindicatos reflejó un panorama político y social cada vez más complejo y desafiante para el Gobierno. Las respuestas y acciones que se tomaron en los últimos días fueron cruciales para determinar el curso futuro de las relaciones entre el Gobierno y estos sectores clave de la sociedad.
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